Leipzig (dpa) – Su rostro adornó el billete de 100 marcos alemanes durante décadas. Clara Schumann, una de las compositoras y pianistas más distinguidas del Romanticismo alemán, no sólo destacó por su virtuosismo en el piano.
A diferencia de otras mujeres de su época, la carrera musical de esta genial pianista, compositora y editora llegó a un alto nivel profesional que le permitió, durante muchos años, ser el único soporte de la familia.
Gracias a su labor pianística, esta talentosa mujer oriunda de la ciudad alemana de Leipzig llegó a ser una figura clave de la música en el siglo XIX. Nació el 13 de septiembre de hace 200 años y aún se la considera un modelo a seguir para las mujeres.
Contra la voluntad de su padre, Clara se casó con el compositor Robert Schumann, su gran amor. Una nueva exposición permanente en la casa-museo Schumann-Haus de Leipzig está dedicada a la labor creativa de esta progresista pareja de artistas.
La muestra, curada por la experta Beatrix Borchard, fue inaugurada el 13 de septiembre y se centra en los primeros años de matrimonio de los músicos, de 1840 a 1844, en la residencia familiar de la calle Inselstraße de Leipzig.
Las presentaciones multimedia, las pinturas murales y el entorno bien conservado transmiten una impresión de lo que pudo haber sido la convivencia de esta singular asociación de concertistas.
«Es la única exposición que documenta de forma tan completa la vida, obra y relación de dos artistas», dice Gregor Nowak, director de la Casa Schumann.
En la muestra también se describen las tensiones entre los dos músicos, por ejemplo, el hecho de que Robert Schumann, perturbado por la música del piano de Clara, se quejaba a menudo de no poder componer debido al ruido que se colaba por las delgadas paredes.
Los diarios matrimoniales que los Schumann llevaron en sus primeros años de matrimonio dejan constancia asimismo de que Robert Schumann se había opuesto inicialmente a las giras de conciertos de su esposa, pese a que con ellos Clara quería mejorar el presupuesto de la familia.
Los documentos y textos relatan también la búsqueda de soluciones en la relación amorosa.
El camino hacia la boda no fue fácil. Robert Schumann era aprendiz del padre de Clara, Friedrich Wieck, reconocido maestro de piano; ella, nueve años más joven que él.
Entre ambos se forjó una estrecha amistad que pronto se transformó en amor. Friedrich Wieck, que siempre apoyó a su hija en su carrera de pianista, se opuso rotundamente al casamiento.
Tras una larga batalla legal, Robert y Clara obtuvieron el permiso de los tribunales para contraer matrimonio y se casaron en 1840.
En sus primeros años como marido y mujer compusieron juntos el ciclo de canciones del «Liederfrühling», las «12 canciones del Op. 37», de las cuales tres son de Clara. La experta Borchard está convencida de que, sin el otro, ninguno de los dos habría llegado al éxito.
Después de cuatro intensos años en Leipzig, la pareja se trasladó a la ciudad de Dresde. El director de la Casa Schumann explica que con este traslado la pareja esperaba una mejora en el estado de ánimo de Robert Schumann, que en aquel entonces atravesaba un nuevo periodo depresivo.
El artista luchó para salir de las diferentes crisis en su vida personal a través de su trabajo. Según Borchard, las esperanzas de recuperarse totalmente no tardaron en derrumbarse y Robert aprovechó sus momentos de lucidez para completar algunas de sus obras y componer piezas populares, como el «Álbum para la juventud».
En 1850 la familia, ahora con cinco hijos, se trasladó a Düsseldorf.
Allí, Clara Schumann enviudó a los 36 años. Dos años antes, Robert Schumann ya había sido ingresado en un hospital psiquiátrico tras un primer intento de suicidio. La pianista se hizo cargo de los siete niños sola, se mostró reacia a aceptar ayuda e inmediatamente devolvió el dinero que había pedido prestado.
«Asocio con Clara Schumann una ejemplar emancipación de la mujer en el siglo XIX», dice Skadi Jennicke. La delegada cultural de Leipzig explica que, profesional también en el sentido económico, Clara Schumann gestionó sus propios conciertos, planificó sus actuaciones, organizó viajes, colocó anuncios y negoció contratos y honorarios.
Tras la muerte de su marido, su buen amigo y amante Johannes Brahms se mudó a vivir con la viuda para ocuparse de ella y sus hijos. Clara puso fin a la relación poco tiempo después.
«Ella quería pasar a la historia como la esposa de Robert Schumann», estima Nowak. Incluso después de su muerte, Clara se dedicó a mantener la memoria y música de su esposo ejecutando y promocionando su obra en todos sus conciertos.
En 1857 Clara se trasladó a Berlín y pasó más tarde algunos años en Baden-Baden. En 1878 se mudó a Fráncfort, donde murió de un derrame cerebral en 1896. Hasta muy avanzada edad continuó haciendo giras de conciertos en pleno invierno. Los veranos los pasaba con sus hijos.
Inteligente y luchadora, devota madre y esposa, Clara Schumann fue una de las pianistas más celebradas de su época. «Sus ejecuciones al piano y su magistral técnica deben haber tenido un poder increíble», enfatiza Borchard.
Sus conciertos constaban de composiciones musicales variadas e incluían a menudo improvisaciones. Un detalle curioso: sus grandes manos, que le permitieron ejecutar el piano con más facilidad.
Von Theresa Held (dpa)