Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con policías de Finlandia, Polonia y Europol, han desarticulado una organización criminal radicada en Barcelona que traficaba con marihuana entre España y Europa.
Según informó el Ministerio del Interior, han sido detenidas 54 personas, de nacionalidad española, que ejercían de mayoristas de droga para organizaciones extranjeras y blanqueaban los beneficios obtenidos por dicha actividad criminal, principalmente a través de inversiones inmobiliarias.
Los miembros del grupo contactaban con organizaciones criminales extranjeras a las que proveían de sustancia estupefaciente para su venta en sus países, dirigiendo sus actividades desde España.
Se han realizado 18 registros en las provincias de Barcelona, Girona, Tarragona y Granada, en los que se han intervenido 34.000 euros en efectivo y 3.000 euros en criptoactivos, además de 600 kilos de marihuana envasada y miles de plantas en distintas fases de crecimiento, cinco armas de fuego y pistolas eléctricas. La violencia empleada por la organización en sus actividades determinó la colaboración de agentes especializados para llevar a cabo las detenciones.
“LAZOS DE SANGRE”
El grupo seguía los parámetros del llamado ‘clan-based crime’ de Europol, estructuras criminales organizadas por lazos de sangre que aseguran la lealtad de sus miembros y dificultan la intervención policial por su relación familiar.
Esta organización mantenía una estructura en forma de clan, con una estricta jerarquía, que la dotaba de gran eficacia e impermeabilidad a la acción policial. El líder era el encargado de cerrar las operaciones de venta de droga a organizaciones extranjeras, impartiendo instrucciones al resto del grupo.
Uno de sus lugartenientes era el responsable de la producción de droga en las zonas de Girona y Granada, radicadas en el extrarradio o de núcleos urbanos, de difícil acceso policial por su conflictividad social. Otro de los miembros, apodado ‘el demonio’, que había llegado a cumplir prisión por asesinato en 2007, era el encargado de las acciones violentas del grupo, impartir disciplina y de los ‘vuelcos’ a otros o robos a otros traficantes, en los que se utilizaban armas de fuego.
Durante la explotación operativa se contó con presencia de miembros del CBSP de Polonia, así como de la Policía de Finlandia y de la Unidad Nacional de Europol, debido al carácter transnacional de la misma y la importancia de la investigación.