Venecia, 1 sep (dpa) -Es andaluz pero desde que está con sus compañeros de la película uruguaya «La noche de 12 años», a Antonio de la Torre se le escapa el acento de ese país sudamericano. No deja de imitar cuando puede a «el Pepe», como él denomina al ex presidente uruguayo José Mújica, en cuya piel se mete a las órdenes de Álvaro Brechner.
De la Torre, que ya se está convirtiendo en un asiduo en el Festival de Venecia desde que estrenó «Gordos», se sumó de inmediato al proyecto que se estrena hoy en el certamen cuando Brechner le habló de los tupamaros, los guerrilleros izquierdistas que lucharon contra la dictura uruguaya en los años 60 y 70, y le contó el experimento al que los militares sometieron a un grupo de líderes guerrilleros, que fueron sacados de la cárcel y aislados durante años en un intento de volverlos locos.
«La noche de los 12 años», que se exhibe en la sección Orizzonti, la segunda en importancia en Venecia, se basa en el libro «Memorias del Calabozo», que escribieron dos de los protagonistas: Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro (este último ya fallecido).
Antonio de la Torre, que perdió más de 15 kilos para encarnar a una persona que con los años se convertiría en un líder político de referencia, habla de su interpretación de un hombre que hizo un viaje de ida y vuelta a la locura.
dpa: ¿Cómo se embarca uno en un personaje tan icónico que además está vivo?
De la Torre: Intenté familiarizarme todo lo que pudiera con Uruguay, con los tupamaros, con gente que estuvo cerca de él. Era intentar hacer la casa desde los cimientos. Cuando haces de alguien vivo, tienes que intentar tener cosas que le hagan un poco reconocible (…) pero sin perder el asidero de quien eres tú, porque si no, haces una imitación y eso es peligroso. Cuando se interpreta a un personaje que está vivo tienes que acercarte a él. Una cosa es una imitación y la otra la composición: hacer un personaje y que te creas que está vivo.
dpa: ¿Y cómo se consigue eso?
De la Torre: No tengo ni las más reputa idea. Ni siquiera sé si lo he conseguido. He hecho lo que he podido. Si yo tuviera la fórmula… Al final uno hace lo que puede y algunas veces te sale mejor y otras peor. Como dijo «el Pepe» (Mujica) cuando le contaron que yo iba hacer de él: «bueno, alguien tiene que hacerlo». ¿Qué te parece? (risas). Tiene cero vanidad. Pero yo creo que se trata sobre todo de captar su alma. Al final de lo que se trata es que el espectador entre en la película.
dpa: ¿Cómo fueron los encuentros con Mujica?
De la Torre: Yo creo que es un hombre que es muy consciente de que la gente va a verlo como quien va a buscar inspiración. Yo creo que él nos ha ayudado en la película no por vanidad. De hecho, si por él fuera no le hubiera dado ni pelota. Pero él si que logró captar que nosotros nos acercamos con alma a la película, con respeto, con gana. De hecho cuando vio la película, me mandó un video precioso, muy bonito, dando las gracias, diciendo que suerte que la hiciéramos y que daba las gracias en nombre de los compañeros tupamaros anónimos que se quedaron por el camino.
En realidad me he pasado, pero no quiero dejar la pregunta sin contestar. Conocemos al Pepe mayor, consciente sí mismo, de la dimensión pública, porque que él no sea vanidoso, no significa que no sea consciente que tiene una dimensión pública. Verle como era en esos años, te lo tienes que imaginar. (…) Es un hombre que hizo un viaje de ida y vuelta a la locura, pero a Mujica no le pudimos sacar mucho y ahí pensé eso es una información, una información de esa sobriedad, de esa resistencia. Yo lo que pensé es que tengo que hacer un luchador.
Le preguntamos mucho cómo pudo resistir y dijo con la rutina y que también le daba mucha bola al pensamiento político. La conclusión a la que llegamos es que los que tenían el pensamiento político más fuerte, los que tenían la convicción política más fuerte resistieron mejor. La ideología les ayudaba a resistir.
dpa: Haces de líder guerrillero izquierdista en esta película y en unas semanas apareces como político corrupto en «El Reino». ¿Todavía crees en la política?
De la Torre: Totalmente. Cada vez creo más en la gente. Yo lo que sí pienso, como el Pepe, que es un problema de cultura, con un culto de valores que rigen la convivencia. Yo estoy de acuerdo con él. Yo soy tremendamente humanista y mira que nos viene una revolución tecnológica ahora… El hecho de vivir es político. Pero hay que cambiar la manera de entender la vida, esa es la revolución. Yo pienso como el Pepe, yo creo que el capitalismo es una construcción cultural, pero no sé si vamos a superar eso o no. Me parece una tarea urgente.
ANTONIO DE LA TORRE (Málaga, 1968) se ha convertido en uno de los actores más respetados en el panorama nacional desde que despuntara en 2006 en «Azuloscurocasinegro», la película con la que ganó su primer Goya. Aunque se desenvuelve en la comedia («Gordos»), suele ser convocado para papeles dramáticos y su nombre aparece en algunos de los títulos más relevantes de los últimos años como «Balada triste de trompeta», «Grupo 7», «Tarde para la ira» o «La isla mínima».
Por María Luz Climent Mascarell (dpa)