Quien la tiene la quiere conservar, y quien no la tiene, la quiere tener: una piel lisa y perfecta. Esto es lo que prometen incluso hoy día muchas ampollas bebibles. La publicidad afirma que con beber una por día la piel se mantendrá húmeda, elástica y sin arrugas. Esto suena muy bien y puede que muchos de estos productos ayuden. Pero para tener una buena piel hace falta un poco más que tomar ampollas.
Vitaminas, minerales, proteínas, ácidos grasos y agua: en cada ampolla hay algo distinto. Algunos, como los ácidos grasos Omega 3, al parecer evitan procesos inflamatorios, mientras que las vitaminas C y E, los betacarotenos, el selenio y el zinc neutralizan los perjudiciales radicales libres.
A sustancias como el resveratrol y los oligomeros procianidolicos se les atribuye retrasar los procesos de envejecimiento activando determinados genes, mientras que la estructura, humedad y elasticidad de la piel se ven influidos positivamente por sustancias como el colágeno, el ácido hialurónico, los aminoácidos y los ácidos grasos.
Los especialistas afirman que el que las ampollas sirvan depende de sus ingredientes. La ingesta de hidrolisato de colágeno, por ejemplo, puede hacer que la piel se vea más elástica, más lisa y menos seca.
La capa entre la epidermis y la dermis está compuesta por colágeno y es la que hace que la piel se vea firme y joven. Con la edad, esta capa pierde alrededor de un tercio de su contenido original de colágeno. Se pierde la firmeza de la piel y se forman arrugas. Si se consume colágeno adicional, este puede estimular la producción de colágeno del cuerpo y crear una piel más firme.
Sin embargo, no basta con tomar ampollas de colágeno. Muchos dermatólogos las ven con desconfianza, ya que consideran que una buena piel depende en gran parte de factores genéticos y un estilo de vida sano. Por eso es necesario comer muchas frutas y verduras y tomar gran cantidad de líquidos, que pueden ser agua o té sin endulzar. También es importante el aire fresco, no fumar, tomar poco alcohol, no exponerse demasiado al sol y tener un plan de limpieza y cuidado de la piel individual diario.
Si de todas formas se desea consumir estas ampollas, hay que estar atento si se sufren enfermedades crónicas o si se están tomando medicamentos. Por eso lo ideal es consultar antes con el médico.
Además, muchos de estos productos contienen colorantes, conservantes o endulzantes. Lo mejor es prestar atención a la etiqueta y ver qué ingredientes contiene, sobre todo si se es alérgico. También hay que tener cuidado si se consumen suplementos dietarios con vitaminas y minerales adicionales. Las consecuencias pueden ir de diarrea, vómitos y dolor de cabeza a intoxicaciones.
Por otro lado, estas ampollas no suelen ser nada baratas, por lo que lo mejor es evaluar el costo mensual que podría tener este tratamiento de belleza. Las ampollas no son imprescindibles: quien tiene una piel sana se las arreglará sin ellas. Y si se tienen problemas con la piel, lo mejor es ir al dermatólogo y a la cosmiatra.
Por Sabine Meuter (dpa)