SINC – Para este trabajo, publicado en Zoological Journal of the Linnean Society, los investigadores han estudiado el material paleontológico encontrado durante el primer tercio del siglo XX en Madrid, que permanecía sin revisar en el MNCN desde la Guerra Civil española. Titanochelon es el nombre del género descrito, que engloba a todas las tortugas terrestres de gran tamaño que poblaron Europa y la región occidental de Asia.
Su caparazón medía entre uno y dos metros, era relativamente bajo pero ancho y sus extremidades, muy robustas, estaban cubiertas por grandes escamas osificadas, a modo de coraza protectora. “No se trata de una tortuga cualquiera sino de la mayor que habitó en Europa, con un tamaño que podía exceder de manera notoria al de las tortugas terrestres que actualmente habitan en las Islas Galápagos”, comenta Adán Pérez-García, miembro del grupo de Biología Evolutiva de la UNED e investigador de la Universidad de Lisboa.
“Gracias a este trabajo hemos podido recuperar un valioso material fósil de la colección histórica que custodia el MNCN desde principios del siglo XX. Asimismo, este trabajo ha permitido establecer la tortuga española, Titanochelon bolivari, de la que conservamos abundante material, como la especie tipo que sirve para describir a todas las especies que forman parte del nuevo género”, comenta Patricia Pérez Dios, conservadora de la colección de paleontología de vertebrados del MNCN.
“La especie española, bien representada en el MNCN, presenta numerosas diferencias con las ocho especies, también del género Titanochelon, analizadas en el trabajo. De esta manera, hemos podido confirmar que en España habitaba una tortuga diferente a la registrada en otros países europeos”, explica Pérez-García, que ha estado vinculado al MNCN en varias etapas a lo largo de esta investigación.
Asimismo, el estudio aporta datos para conocer la relación de parentesco, origen y distribución de las tortugas terrestres gigantes europeas y facilita la clasificación del resto de ejemplares.
«Manadas de tortugas gigantes paseaban por lo que actualmente es la Gran Vía»
El género Cheirogaster, que supuestamente englobaba a las tortugas terrestres medianas y gigantes europeas, ha quedado restringido a una única especie, de menor tamaño (40 cm de longitud), que vivió en Francia hace unos 35 millones de años. “Las tortugas gigantes que habitaron Europa y Asia occidental, hace entre unos 20 y dos millones de años, tienen poco que ver con esa tortuga primitiva, y pertenecen al nuevo género de tortugas ‘titánicas’, Titanochelon”, comenta Pérez-García.
Un trabajo de investigación a partir de colecciones olvidadas
Los investigadores, junto a la conservadora del MNCN Begoña Sánchez Chillón, comenzaron a recabar datos en 2005 y, mediante la ordenación y reconstrucción de los fósiles, así como el análisis de la información del archivo del mueso, han descubierto que la especie de Madrid es la más representativa y más abundante de todas las tortugas gigantes europeas.
“Además de los caparazones hemos identificado muchos huesos de otras regiones de su esqueleto. De hecho, la especie española es la que ha aportado mayor información no sólo sobre el caparazón sino también sobre su cráneo y su esqueleto apendicular”, aclara Pérez-García.
Para este trabajo los investigadores han revisado el registro de todas las tortugas terrestres europeas, analizado abundante material inédito y estudiado los fósiles encontrados durante el primer tercio del siglo XX en varias regiones españolas. Los paleontólogos Hernández-Pacheco y Royo Gómez ya citaban en trabajos de investigación de los años 20 a la tortuga madrileña, que llamaron Testudo bolivari, pero, debido a la Guerra Civil española, nunca tuvieron la oportunidad de continuar su estudio.
En Madrid hay restos fósiles de tortugas en numerosos yacimientos, algunos de ellos de gran relevancia histórica, como los situados en Vallecas, Ciudad Universitaria o Alcalá de Henares. “Hoy podemos imaginar, con gran precisión anatómica, cómo hace varios millones de años, manadas de tortugas gigantes paseaban por lo que actualmente es la Gran Vía”, concluye Pérez-García.