Pensar en Candás en el año 2030 es un ejercicio de imaginación, pero también una oportunidad para reflexionar sobre el rumbo del concejo. ¿Cómo lo ven sus vecinos? ¿Qué sueñan para su villa marinera dentro de unos años?

Muchos coinciden en que la relación con el mar seguirá marcando el carácter de Candás. Desean un puerto vivo, con actividad pesquera y turística equilibrada, donde convivan tradición y modernidad. Algunos apuntan a la necesidad de reforzar el cuidado ambiental de la costa, de manera que las nuevas generaciones encuentren un litoral limpio y protegido.
La movilidad es otro de los temas recurrentes. Los residentes imaginan un Candás más amable para peatones y bicicletas, con transporte público ágil que conecte bien con Gijón y Oviedo. Reducir el uso del coche privado y apostar por alternativas sostenibles es un deseo compartido por muchos.
En cuanto al empleo, se sueña con un concejo que retenga talento joven, ofreciendo oportunidades en sectores como la innovación, el turismo de calidad o la cultura. Varios vecinos ven a Candás como un lugar atractivo para quienes trabajan en remoto, gracias a su calidad de vida y entorno privilegiado.
La cultura también ocupa un lugar central en las aspiraciones de futuro. El Teatro Prendes, el Museo Antón y las fiestas locales se ven como pilares que deberán reforzarse para seguir siendo referencia en la comarca. Del mismo modo, la educación y las asociaciones vecinales aparecen en los deseos de quienes piensan en un Candás participativo y comunitario.
En definitiva, cuando se pregunta a los vecinos cómo imaginan su villa en 2030, aparece una mezcla de sueños y realismo. Todos saben que el futuro depende de decisiones concretas, pero también de la implicación ciudadana. Candás será lo que sus gentes quieran que sea, y ese es quizás el mayor valor de este ejercicio: recordar que el futuro se construye entre todos.