Berlín, 9 sep (dpa) – Tiene 40 años y es ingeniero industrial, con cinco años de carrera, una buena nota final y varios años de experiencia laboral. Hace siete meses, este hombre de profundos ojos marrones tuvo que huir de Siria. Ahora busca un trabajo en Alemania, de lo que sea. «Yo puedo todo trabajar», escribió en su currículum.
Es consciente de que apenas tiene posibilidad alguna de obtener un trabajo como ingeniero industrial. De acuerdo con la Oficina Federal de Empleo, existen más que suficientes ingenieros industriales en Alemania.
Los solicitantes de asilo se enfrentan a una larga lista de obstáculos para poder acceder al mercado laboral. Los municipios se encuentran desbordados ya sólo con la tarea de encontrarles un lugar donde dormir y organizar mantas y ropa para los refugiados. Por lo que darles un futuro, es decir, un trabajo, es aún mucho más complicado.
Esto podría ser mucho más sencillo, pensaron dos estudiantes berlineses. Solicitantes de empleo aquí, trabajo allí, sólo hay que ponerlos en contacto. David Jacob y Philipp Kühn crearon una bolsa de empleo en Internet como parte de su trabajo final de carrera en diseño de comunicación.
Tanto empresas como solicitantes pueden colgar sus perfiles en la web www.workeer.de creada por los dos jóvenes. Los refugiados escriben su profesión, lugar de residencia y conocimientos de idiomas. Las empresas cuelgan sus vacantes y el sueldo. Muchos ofrecen el salario mínimo alemán (8,5 euros la hora) o prácticas no remuneradas. Sin embargo, también hay empleos como en una farmacia en Sauerland: trabajo fijo, 3.600 euros al mes, «¡Nos encantará contar con usted!».
En la web se pueden encontrar actualmente más de 640 solicitudes y 780 puestos de trabajo. Sin embargo, ni Jacob ni Kühn pueden decir cuántos contratos laborales se han cerrado realmente gracias a la plataforma. «No podemos valorar realmente si finalmente se alcanzó un acuerdo», explica Jacob. Algunas veces oyen acerca de entrevistas de trabajo, pero no sobre cómo han transcurrido finalmente.
También una empresa sueca quiere ayudar a los refugiados en su búsqueda de un trabajo con una aplicación parecida a la famosa de citas Tinder. Si la persona que busca un empleo y la persona que lo oferta cuadran, entonces pueden abrir un chat para establecer contacto. Hasta ahora sólo existe en idiomas escandinavos, en inglés, en alemán y en español.
Pronto los refugiados también podrán colgar sus currículums en sus idiomas maternos. «También se traducirá el chat», apunta Martin Tall, presidente de la plataforma llamada «Selfiejobs». Está previsto que las nuevas funciones comiencen a mediados de diciembre.
No obstante, a pesar de estas ayudas, la búsqueda de empleo es complicada. Si bien los refugiados pueden trabajar después de tres meses mientras transcurre su proceso de asilo con la aprobación previa de las autoridades locales de migración, el conocido como «control de prioridad» no se levanta hasta pasados 15 meses.
Esta medida establece que si hay un alemán o un ciudadano de la Unión Europea (UE) disponible para el trabajo, entonces el solicitante de asilo no recibe permiso de trabajo.
Los empresarios reclaman que se flexibilice esta norma. «Los políticos deben preocuparse por que los solicitantes de asilo no estén muchos meses fuera del mercado laboral», declaró el presidente de la patronal alemana (BDA), Ingo Kramer, al diario alemán «Süddeutsche Zeitung».
Mientras, el presidente de la Oficina Federal de Empleo, Frank Jürgen Weise, aclaró que los refugiados no les quitan trabajo alguno a los desempleados del país. «Las empresas tienen tantas vacantes como nunca antes y cada vez es más difícil ocuparlas», explicó.
Sin la inmigración, el pronóstico es que Alemania perderá hasta 2025 más de 6,5 millones de personas en edad de trabajar. La demanda de mano de obra cualificada ya es actualmente muy elevada.
Electricistas, asistentes sociales, encargados de poner baldosas, cocineros o dentistas son algunas de las ofertas que se pueden encontrar en la web workeer, en la que se ofrecen ingenieros eléctricos, carpinteros, enfermeros, cocineros y microbiólogos.
«Muchos de ellos tienen estudios o formación en sectores en los que hay falta de mano de obra cualificada en Alemania», indican Jacob y Kühn.
Por Theresa Münch