Wuppertal (Alemania), 9 sep (dpa) – «Qué lástima», fueron las últimas palabras de la pintora alemana Paula Modersohn-Becker cuando murió con sólo 31 años. Este suspiro podría escapársele también a uno que otro visitante de la nueva exposición dedicada a la artista en el Museo Von der Heydt de Wuppertal (oeste de Alemania), porque instintivamente uno se pregunta lo que esta precursora de los expresionistas podría haber llegado a crear si hubiera podido disfrutar de más tiempo de vida.
Bajo el título «Paula Modersohn-Becker – entre Worpswede y París», la exposición presenta cerca de 80 obras, la mitad de la propia Modersohn-Becker y la otra mitad de artistas de su entorno o que la inspiraron.
Punto central de la muestra son las más de 20 pinturas de la artista que son propiedad del museo de Wuppertal y que incluyen retratos, autorretratos, naturalezas muertas y paisajes. La exposición abre este domingo y se podrá visitar hasta el próximo 6 de enero.
Como pintora joven, la originaria de Dresde Paula Becker (1876-1907) tuvo que competir en un mundo de hombres. En 1898 se unió a la colonia de artistas de Worpswede, cerca de Bremen y se casó en 1901 con el pintor paisajista alemán Otto Modersohn.
Hasta 1907 pasó varias veces algunos meses en París para conocer las últimas tendencias del mundo del arte. Allí se confrontó con Cézanne, Gauguin y Vincent van Gogh, quienes entonces eran todavía conocidos sólo por pocos.