(dpa) – La ciudad de Nueva York sufre, por un lado, una emergencia habitacional por la escasez de viviendas asequibles, mientras que por otro lado cuenta con gigantescos espacios de oficinas vacíos en el centro. La solución parece cercana, pero nada es tan fácil como se supone.
El corazón de la metrópoli mundial luce realmente diferente. Quien pasea actualmente por la Tercera Avenida en el Midtown de Manhattan se sorprende por la ausencia de trajín en las calles.
Numerosos edificios de oficinas quedaron en gran parte vacíos en el centro de Nueva York tras la pandemia de coronavirus. Al mismo tiempo, el mercado inmobiliario de viviendas residenciales está saturado y los valores de los alquileres estallan.
La idea ahora es abrir el distrito de oficinas y empresas para el uso residencial, pero existen algunos obstáculos.
«Hay una crisis habitacional, la ciudad de Nueva York necesita unas 500.000 viviendas nuevas para mantener el ritmo de la demanda», dice John Sanchez, de la iniciativa «5 Borough Housing», que quiere ofrecer viviendas asequibles en la metrópoli de la costa este norteamericana.
«Y cada vez hay más oficinas vacías y creemos que es una oportunidad para convertirlas en viviendas y combatir así la crisis», sostiene.
La iniciativa está enfocada especialmente en lograr que los edificios de Manhattan sean accesibles para los neoyorquinos de todos los niveles sociales. «Es hora de que Manhattan asuma su responsabilidad de ofrecer viviendas asequibles», subraya Sanchez.
Incentivos fiscales para los propietarios de viviendas y la modificación de leyes, que actualmente limitan los espacios para viviendas en algunas partes del Midtown, podrían ayudar a generar un alivio real de la tensión en la situación inmobiliaria en toda Nueva York.
La situación es catastrófica en la «ciudad que nunca duerme». Quien quiera vivir pagando precios aceptables, es decir no más de 2.500 dólares (unos 2.320 euros) por mes por una vivienda de dos habitaciones, de 40 metros cuadrados, debe realizar una extensa búsqueda.
Según información de la firma de bienes raíces DouglasElliman, el alquiler medio en Manhattan se situó en diciembre en 5.243 dólares, un 18 por ciento más que en 2021.
La demanda extrema se choca con una oferta muy reducida en la ciudad de ocho millones de habitantes.
Al mismo tiempo, un estudio de investigadores de la Universidad de Columbia halló que el aumento del teletrabajo desde el hogar tras la pandemia de coronavirus hizo caer notablemente el valor y los ingresos de los edificios de oficinas. Muchas compañías ya no necesitan un espacio tan caro y reducen la superficie de sus oficinas.
Algunos sectores del Midtown, como la Tercera Avenida, donde se levantan más que nada viejos edificios que datan de 1950 a 1980, lo están pasando doblemente mal, porque las empresas se están trasladando a edificios más modernos, muchas de ellas al nuevo distrito de Hudson Yards, en el oeste de Manhattan.
Por ello, el alcalde Eric Adams tiene un plan ambicioso. «En las próximas semanas comenzaremos el trabajo con el objetivo de generar más viviendas, incluidos pisos de alquiler controlado en Midtown Manhattan, donde la zonificación actual solo permite espacios de fabricación y oficinas», comunicó su oficina hace unos días.
De esta forma, se podrían habilitar unas 20.000 nuevas viviendas en el corazón de Nueva York, cerca de Times Square. Un ejemplo de una transformación de este tipo tuvo lugar a pocos kilómetros de distancia: en el Downtown de Manhattan, en el extremo sur de la península, muchas oficinas se convirtieron en viviendas de lujo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Pero en Midtown, además de regulaciones vigentes desde hace décadas que deben ser removidas y la necesidad de una financiación integral, hay un problema logístico.
A diferencia del Downtown, la transformación de muchos edificios de oficinas es difícil allí. Muchos fueron construidos con amplios espacios con pocas ventanas y, por ello, poca luz natural. Resulta un desafío, en muchos casos, recortar las superficies para adaptarlas a las dimensiones y requisitos de una vivienda residencial.
Otros edificios, en cambio, podrían ser transformados con relativa facilidad para ofrecer, con ayuda de la ciudad, nuevos hogares a decenas de miles de personas. Uno de los muchos pasos necesarios para contrarrestar la crisis de la vivienda en Nueva York y dar un nuevo impulso a Midtown.
John Sánchez, por ejemplo, podría imaginarse mudándose. Si todo sale como idealmente prevé «5 Borough Housing», pronto habrá viviendas asequibles en pleno centro de la principal metrópoli de negocios de Estados Unidos. «Mi mujer y yo nos plantearíamos mudarnos a Midtown», afirma.
Por Benno Schwinghammer (dpa)