(dpa) – La península danesa Røsnæs se ve mayormente plana, salvo algunas colinas. El cultivo predominante son los cereales, y en los campos el viento mece las espigas. De vez en cuando se ven algunos caballos u ovejas. Y cada algunos kilómetros, vides.
¿Vides? ¿En el noroeste de Selandia? Claro. Se llaman solaris, souvignier gris, rondo. Todas uvas que se dan bien en el fresco clima marítimo danés. «Tenemos largas horas de sol, buenos suelos para las vides y personas que se animan a la viticultura», dice Carl Stub Trock. Él es uno de los que decidieron apostar por las uvas.
En su antigua torre de piedra vende cuatro tipos distintos de vinos: un espumante, dos blancos y un rosado, todos con nombres del mundo de los caballos: Sparkling Stallion, Yellow Yearling, Mellow Mare y Pink Pony. Y es que Stub Trock también cría caballos, pero sobre todo tiene tras de sí una larga carrera en empresas y, además, supervisa los negocios de otros viticultores.
De criar cerdos al negocio del vino
Lo hace, por ejemplo, para Tom Christensen, el dueño del viñedo Dyrehøj Vingaard, el mayor de Dinamarca. Christensen plantó las primeras vides cerca de Kalundborg en 2008. También provenía de un ámbito completamente diferente: era criador de cerdos.
Pero luego quiso un cambio. «No lo tuve que pensar mucho. Quería producir vino y empecé a hacerlo», cuenta. Al parecer, Christensen hizo muchas cosas bien: sus vinos ganan premios continuamente y se venden bien. Tanto a él como a sus empleados les gusta mostrar el viñedo a los visitantes y contarles su historia.
Uvas especiales para un clima especial
Luca Filannino es el jefe de la bodega. Viene de la región de Apulia, en el sur de Italia. Filannino estudió en Geisenheim, en Alemania, entre otros lugares, y trabajó en Italia y Australia, países que suelen producir uvas dulces.
«Las uvas de Dinamarca son muy distintas a las de los países del sur», afirma. El suelo de este clima frío se nota en la alta acidez de los vinos, así como en las uvas que se producen aquí, que se cultivan especialmente para este clima más fresco y húmedo, explica. «Tienen otro perfil aromático, distinto del de las uvas que conocemos internacionalmente hasta ahora», dice Filannino.
Las uvas tampoco se cultivan tan juntas como en muchas variedades conocidas desde hace tiempo. Esto significa que la humedad no puede asentarse tan fácilmente en ellas y causar mildiu, lo que haría que las vides se pudran.
La viticultura como hobby
Anders Lejbach cuida de sus hileras de vides en el jardín detrás de su casa. Estas se extienden varios cientos de metros hasta el mar Báltico. Su empresa, que heredó de su padrastro, se llama Røsnæs Vingård. Fue el primero en tener la audaz idea de producir vino en Selandia. «Sabía que el suelo de aquí no era bueno para muchas cosas, pero sí para la vid», cuenta. Eso fue en 1995.
Desde entonces, la bodega no ha dejado de crecer. Sin embargo, Anders no se dedica al negocio a tiempo completo: sigue trabajando como gerente de una piscifactoría.
Vinos de producción ecológica como modelo de éxito
A la vuelta de la esquina, Lise Hyttel y su marido cuentan con campos con 16.000 cepas donde producen su Barfod Vin. Su nicho son los vinos biodinámicos que cumplen las directrices de Demeter, lo que significa que tienen mucho que tener en cuenta durante todo el proceso, desde el cultivo de las uvas hasta la fermentación espontánea y el embotellado.
«Pero está bien así, no queremos producir otro vino», dice Hyttel, que al igual que su esposo trabajó muchos años como arquitecta en Copenhague y se dedica ahora a la viticultura. Su emprendimiento es exitoso por más que no lleven mucho tiempo en el negocio. Algunos restaurantes con estrellas en la capital danesa, Copenhague, en la otra punta de Selandia, sirven los vinos de Hyttel.
Sidra en vez de vino
Sofie Saerens aún no llegó a este punto con su Tusen Vin en Holbæk. Su viñedo fue un proyecto de pandemia. «Durante la pandemia nos instalamos en nuestra granja e hicimos plantar vides», explica esta licenciada en bioquímica, que trabaja en un gran laboratorio alimentario de la capital. Pero probablemente pasará otra temporada antes de que las uvas de Tusen Vin estén finalmente listas y Saerens pueda empezar a prensar.
Mientras tanto, prueba con una sidra de tipo británico, la Hard Cider. «En el vecindario viven algunos productores de manzanas», cuenta. A ellos les compró las manzanas, con las que llenó luego sus tanques de acero inoxidable.
Información: península de Røsnæs
Destino: la península de Røsnæs se encuentra en el Gran Belt. Es el punto más occidental de la isla de Selandia.
Pernoctación: en Kalundborg y en las zonas más rurales a su alrededor hay varios hoteles y otros alojamientos.
Informaciones: Agencia de turismo danesa Visit Danmark (e-mail: daninfo@visitdenmark.com; website: www.visitdenmark.de)
Por Verena Wolff (dpa)