Hace dos años, la Academia de Ciencias Americana hacía saltar las alarmas. Un informe elaborado por científicos alemanes advertía desde las páginas de una de las revistas más prestigiosas del sector, la que edita la propia academia, que los gobiernos habían subestimado la contaminación por pesticidas de los ríos.
La propia Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) habla de la amenaza para la supervivencia de importantes ecosistemas y para la salud humana y la Unión Europea hace años que cambió su normativa sobre el uso de productos fitosanitarios para evitar, entre otros efectos, el deterioro de los ríos.
Son pocas las experiencias previas que hayan combinado enzimas y grafeno a escala nanométrica para conseguir test rápidos y fiables de control de aguas contaminadas
El control de la calidad de las aguas resulta fundamental para activar los protocolos que minimicen los efectos de la posible contaminación y para eso son necesarios métodos de análisis que acorten el tiempo que transcurre entre la sospecha y la confirmación de la contaminación.
En este sentido, uno de los últimos números de la revista Sensors and Actuators B:Chemical ha publicado un trabajo en el que se presenta una nueva herramienta para el control de contaminación de los ríos. Se trata de una plataforma nanosensora que combina por primera vez nanopartículas de carbono, concretamente los puntos cuánticos de grafeno, con enzimas con el objetivo de provocar la reacción adecuada con un tipo de pesticida, el fenoxicarb, y facilitar su identificación y cuantificación en medio acuático.
«Desde el punto de vista básico, la aportación de la enzima es clave, ya que existen muy pocos antecedentes bibliográficos de esta aproximación novedosa. No cabe duda de que se abre el camino a muchas otras aplicaciones con fines de extracción de información”, explica el catedrático recientemente jubilado Miguel Valcárcel Cases, del departamento de Química Analítica de la Universidad de Córdoba junto a las investigadoras Sandra Benítez y Encarnación Caballero.
Las pruebas se han desarrollado en laboratorio, pero, según demuestran en su investigación, el sistema cuenta con un elevado grado de sensibilidad, selectividad, sencillez, rapidez y reproducibilidad. “Estas características tan favorables son muy poco habituales en la mayoría de los nanosensores descritos hasta la fecha”, señala Valcárcel, que destaca el hecho de que son pocas las experiencias previas que hayan combinado enzimas y grafeno a escala nanométrica para conseguir test rápidos y fiables de control de aguas contaminadas.
SINC