(dpa) – Albert Speer, el arquitecto y ministro de armamento del régimen nazi, diseñó tras su puesta en libertad en 1966 la imagen de un tecnócrata apolítico, que no tuvo conocimiento de los crímenes nazis. Una exposición alemana desmonta ahora la «leyenda de Speer».
Durante décadas, Speer vendió la imagen de haber sido un hombre modelo durante la época de Adolf Hitler. Sin embargo, una nueva exposición presentada este martes en Núremberg muestra, en base a documentos históricos, que Speer de ninguna manera era un tecnócrata apolítico que no supo de los crímenes nazis.
Mejor dicho, Speer (1905-1981) fue uno de los principales actores del régimen nacionalsocialista, explicaron los organizadores de la exposición. Participó de manera decisiva en la persecución de los judíos, así como en los crímenes en los campos de concentración y en la explotación de trabajadores forzosos, señalaron.
Sin embargo, la mayor parte de la sociedad no quería escuchar nada al respecto por cuestiones diversas, comentó el jefe del Centro de Documentación de Núremberg, Florian Dierl. Tras la segunda guerra mundial los alemanes tuvieron una «fuerte necesidad de autoexculparse», agregó.
«La leyenda de Speer servía de excusa a toda la nación», indicó por su parte el curador de la muestra Alexander Schmidt.
Una frase típica de Speer era: «Si se hubiera querido saber, se hubiera podido saber», recordó la curadora de la exposición Martina Christmeier. «Todos los alemanes se sintieron perdonados por esta declaración. Si un ministro no sabía nada, entonces tampoco debía saber nada uno mismo», agregó sobre la responsabilidad que recayó enteramente sobre el dictador Hitler.
Dierl recordó que muchos responsables mantuvieron puestos importantes después de la guerra, ya que no se escarbó demasiado a la hora de investigar todo lo sucedido. Speer llevó a cabo durante años de manera consciente y con éxito su puesta en escena, declaró.
Sus libros «Recuerdos» y «Diarios de Spandau» sobre su tiempo en la prisión militar fueron un éxito de ventas y le aseguraron a Speer una buena vida. Los medios de comunicación e historiadores se esforzaron por tener entrevistas con uno de los testigos más importantes del régimen nazi, que fue condenado en octubre de 1946 a 20 años de cárcel en los juicios de Núremberg.
La exposición, que podrá verse desde el 28 de abril hasta el 26 de noviembre, ofrece ahora una «mirada sobre las falsificaciones» con ayuda de declaraciones de nueve historiadores, así como documentos originales.
Se muestra, por ejemplo, que Speer tuvo conocimiento de los planes de construcción del campo de concentración de Auschwitz o cómo se procuró una coartada para asegurar que no estuvo en el llamado discurso de Posen, en el que Heinrich Himmler anunció en 1943 ante oficiales de la Wehrmacht el asesinato de los judíos en Europa.
Por Catherine Simon