(dpa) – Ahora los visitantes pueden sumergirse fácilmente en la vida cotidiana de la República Democrática Alemana (RDA) a partir de una vivienda reconstruida en un museo de la región germana de Vogtland, donde se puso especial énfasis en todos los detalles.
La cerveza Wernesgrüner se encuentra en la alacena. Al lado, la mesa se encuentra preparada para el desayuno, con la manteca en su papel original. Corre el año 1983, según marca el calendario en la puerta del armario que se encuentra en un típico departamento prefabricado de la época.
A partir de esta nueva exposición, el museo municipal Auerbach en Vogtland, Sajonia, se propone conducir a los visitantes por un viaje en el tiempo hacia la extinta RDA.
Con este fin, se reconstruyó una de estas casas, fiel a las originales. Se inauguró el 24 de septiembre y la ciudad espera que se convierta en un verdadero imán para los visitantes del museo.
Pero en las habitaciones no solamente se encuentran los muebles típicos de la RDA. Los armarios están llenos de vajilla y los estantes se ven ocupados por la decoración de antaño.
Mientras tanto, las populares figuras de peluche Pittiplatsch, Schnatterinchen y Moppi se encuentran esperando en la habitación de los niños.
Una parte del «patrimonio alemán»
La colección procede de Roland Schmidt, ex director de la cooperativa de viviendas Auerbach. «Los objetos pertenecen al patrimonio alemán. Las personas más jóvenes quieren ver cómo vivíamos entonces», afirma el actual pensionado.
Su pasión por el coleccionismo se inició hace más de 30 años, en una época en la que muchas personas mas bien querían deshacerse de los objetos típicos de la RDA.
Schmidt, en cambio, los guardó en una vivienda vacía de la cooperativa. «Mucha gente me regaló cosas, y algunas las conseguí en el mercadillo», agrega.
El museo puso a disposición más de 120 metros cuadrados para esta réplica de la vivienda. «Incluso el espacio del baño fue reconstruido, con interruptores de luz originales», especifica Schmidt.
Todo esto realmente les permite a los visitantes emprender el viaje en el tiempo, rumbo a la década de 1980. «Es la época que yo viví como veinteañero», comenta.
Otras colecciones fueron disueltas
Otros museos con objetos pertenecientes a la RDA tuvieron menos suerte, afirma Conny Kaden, jefe del museo de la RDA Pirna, en las inmediaciones de Dresde, el mayor en su tipo en Sajonia.
Y detalla que durante los últimos años se disolvieron extensas colecciones. «Los motivos son muy diversos; por lo general, fracasan por la falta de espacios adecuados».
Pero lo que sí no suele escasear, aclara Kaden, es el interés de los visitantes. «A la gente le gusta recordar los detalles. Por lo general elogian las pequeñeces que reconocen de su anterior cotidianidad».
Desde 2005, exhibe en su museo privado la historia de la RDA en 2.000 metros cuadrados, con las etapas más importantes de la vida de entonces, con una maternidad, un jardín de infancia y una escuela y la vida cotidiana de los adultos con una visita a la tienda Konsum o una excursión de camping.
Cuenta que le dio pena cuando a comienzos de la década de 1990 estaban las grandes montañas de basura delante de las casas, con objetos de tiempos pasados. «Entonces comencé a coleccionar», recuerda.
Por Katrin Mädler (dpa)