Miembros del Laboratorio de Electrónica y Bioingeniería junto al Grupo de Comunicaciones Ópticas de la Universidad de Valladolid (UVa) han desarrollado un guante y una faja abdominal vibrotáctil cuyo fin es ayudar a las personas sordociegas a comunicarse mediante mensajes que transmiten conceptos. Otra de sus ventajas es que cualquier usuario con un teléfono móvil y sistema operativo Android puede comunicarse con estas personas gracias a una ‘app’ gratuita, denominada TactileCom, desarrollada en el Laboratorio de la UVa y que es capaz de transmitir los mismos mensajes conceptuales.
Este trabajo se inicia hace aproximadamente cinco años, cuando el grupo contactó con la Asociación de Sordociegos Castilla y León (ASOCYL) y la Asociación de Padres y Amigos del Sordo (ASPAS) para conocer sus necesidades y realizar pruebas e intercambios con ellas. Los sordociegos presentan carencias en los dos sentidos que se usan habitualmente en la comunicación, la vista y el oído, aunque frecuentemente “presentan un pequeño resto visual”, explica uno de los investigadores que ha llevado a cabo el desarrollo, el profesor de la UVa Alonso Alonso.
El guante tiene cinco estimuladores que pueden vibrar a dos frecuencias diferentes o no vibrar, y desde un móvil se pueden enviar y recibir mensajes
Así, los sistemas de comunicación que utiliza un sordociego se basan fundamentalmente en el tacto. Para lograr una mejoría en esta comunicación tan compleja, los investigadores vallisoletanos han habilitado un sistema de ayuda que emplea estimuladores táctiles con los que es posible “transmitir conceptos, no palabras, que son útiles para la comunicación con estas personas”, precisa.
Estos estimuladores táctiles han sido integrados en un guante, cuya viabilidad técnica ha sido probada con éxito, y en la actualidad se están instalando sobre una faja abdominal que puede llevarse bajo la ropa. El sistema del guante y el de la faja funcionan de la misma manera.
“El guante contiene un conjunto de cinco estimuladores, uno encima de cada uña de los dedos (para no estorbar en el manejo de la mano) que pueden vibrar a dos frecuencias diferentes o no vibrar», señala el investigador; que explica: «Combinando las tres posibilidades de vibración y los cinco dedos se puede construir un extenso conjunto de mensajes conceptuales que los sordociegos pueden aprovechar».
El interlocutor, desconocedor de los lenguajes propios de los sordos y sordociegos, puede enviar los mensajes conceptuales hacia el sordociego empleando el móvil Android con la ‘app’ gratuita. «La aplicación tiene muchas posibilidades de uso, pero en resumen podemos contar que presenta en pantalla el conjunto de mensajes que el interlocutor puede enviar al sordociego”, detalla Alonso.
Por otra parte, el canal de comunicación de la persona sordociega hacia el interlocutor está constituido, en su extremo, por una botonera sencilla que codifica conceptos que son mostrados en la pantalla del móvil que usa el interlocutor.
Sistema validado
El equipo ha validado el sistema gracias a la colaboración de personas sordas y sordociegas, quienes además han ayudado a perfeccionarlo hasta su estado actual. Los investigadores han podido comprobar que los mensajes se distinguen unos de otros con relativa facilidad.
“El sistema funciona muy bien, dentro de los parámetros que nos marcamos. El problema es que cualquier sistema de este tipo conlleva un tiempo de aprendizaje y de prueba por parte de los sordociegos. Nosotros, que no dominamos sus canales de comunicación, no podemos entrenarlos y los profesionales que les asisten diariamente son escasos y están muy ocupados. Hemos podido hacer lo que hemos hecho hasta ahora gracias a su sacrificio y a consumir gran parte de su tiempo”, asegura Alonso.
El sistema tiene un coste muy bajo si ya se posee un teléfono Android
El próximo objetivo es registrar el funcionamiento real con algunos voluntarios sordociegos para ajustar algunos parámetros, por ejemplo el tipo de mensajes codificados, y detectar si se ha olvidado incluir algún concepto importante.
Entre las ventajas del sistema destaca que, en su conjunto, “tiene un coste muy bajo si ya se posee un teléfono Android, algo que es bastante habitual”. Alonso afirma que este desarrollo se ha realizado sin ninguna financiación ni recursos externos más que los proporcionados por los propios laboratorios de investigación universitarios.
“Las ayudas técnicas que desarrollamos no están concebidas para tener ningún plan de negocio o retorno económico: son gratuitas», subraya el investigador, coautor del estudio, publicado en la revista Applied Sciences.
«Eso sí, la construcción de la parte hardware del sistema corre de cuenta de los usuarios, pero es realmente barata y nosotros los asesoramos en su construcción sin coste alguno –añade–. Un plan de negocio en aplicaciones destinadas a una población tan pequeña es totalmente inviable para una empresa privada. Las empresas no ganarían dinero con el mercado de los sordociegos, aunque hay otros posibles mercados más interesantes que podrían aprovecharse del uso de este sistema”.
SINC