Como empleado, trabajar desde cualquier lugar proporciona una gran variedad de beneficios. Nos brinda la posibilidad de lograr, disfrutar y experimentar más, tanto en el trabajo como en nuestras vidas personales.
Tanto si se necesita cuidar a un familiar mayor, se tiene que realizar un trayecto largo perdiendo tu valioso tiempo de trabajo, o se está entrenando para escalar los Andes, un entorno de teletrabajo da la flexibilidad para gestionar tu vida y reducir los niveles de estrés. Puede sonar contradictorio, pero estar fuera de la oficina ayuda a centrarse en el trabajo. El equilibrio entre vida personal y profesional al poder trabajar desde cualquier lugar reduce los niveles de estrés laboral, que se traducen en una mejora de la eficiencia. En lugar de concentrarse en “ser visto” en el lugar de trabajo, el empleado será recompensado por sus logros, ayudando a prevenir problemas como bajas por estrés. Un estudio realizado por el Gobierno de UK muestra que casi una de cada tres ausencias en el lugar de trabajo se deben a ansiedad o estrés.
Otra ventaja de trabajar desde cualquier lugar es la libertad de trabajar allí donde llega la inspiración. Teniendo en cuenta que sólo el 15% de los trabajadores se considera “muy motivados” y un 10% admite estar “completamente desmotivado” en su entorno de trabajo, es importante reconocer que es el momento de empezar a confiar en los equipos para conseguir que el trabajo se realice de la manera más inteligente.
Esto puede ser tan sencillo como olvidarse del escritorio y el despacho para hacer un brainstorming, o colaborando “en círculo” con una video-solución situada en el centro de la sala que reúna a todos los miembros del equipo que trabajan en remoto. Si se tiene un horario de trabajo flexible, se puede hacer un descanso para realizar algo de ejercicio. Está demostrado que el bombeo de la sangre aumenta la creatividad, haciendo que se tenga mejores ideas y aumentando las probabilidades de impresionar al jefe.
No solo los empleados se benefician de un entorno de trabajo dinámico. Un empleado sano y feliz es más productivo y aporta más valor a los negocios. De acuerdo con un estudio de Social Market Foundation, la felicidad de los empleados aumenta un 12% la productividad, mientras que los empleados descontentos son un 10% menos productivos. Hay incentivo económico en asegurar la felicidad de los trabajadores.
Confiar en que el personal gestione su propia jornada reduce los casos de burnout (síndrome del quemado, o de quemarse en el trabajo) debido al exceso de horas, lo que es un serio problema para la industria, especialmente en equipos de personas de 20 a 30 años. El aumento del estrés puede deberse solo a la carga física de muchas horas, o una variedad de factores que inciden en la capacidad de las personas para satisfacer sus necesidades personales, como cuidar de su familia, tener aficiones o hacer ejercicio. Se ha visto que el burnout que sufren los empleados es el resultado de las condiciones creadas por las organizaciones, como los desplazamientos estresantes hasta la oficina o las jornadas de trabajo no flexibles. Aquellas personas que han sufrido este síndrome repetidamente no se recuperan, en el sentido de que buscan ocupar puestos de menor responsabilidad. Con este escenario, las organizaciones nunca se benefician de todo el potencial del empleado.
Crear una cultura en la empresa que fomente trabajar desde cualquier lugar, promueva el equilibrio entre la vida personal y profesional, y potencie un sistema que recompense los resultados, no en el presentismo, es una forma de éxito asegurado para mejorar las satisfacción de los empleados, reducir las bajas laborales por estrés e incrementar la productividad.