Múnich, 7 feb (dpa) – El artista plástico germano-austríaco Flatz aspira a que sus tatuajes sigan existiendo como obras de arte después de su muerte, por lo que mañana subastará parte de su piel en la casa de subastas londinense Christies.
«To Risk One’s Own Skin» (Arriegar la propia piel), es el nombre de la acción con fines benéficos. Al mismo tiempo, se inaugurará una exposición en la Pinacoteca Moderna de Múnich, ciudad en la que vive el artista.
La muestra «Flatz. Something Wrong with Physical Sculpture» (Flatz. Algo anda mal con la escultura física) exhibirá hasta el 5 de mayo performances, esculturas e instalaciones multimedia de este artista nacido en Austria y que vive en Alemania, de 71 años.
También se expondrá un muñeco de tamaño natural de Flatz, desnudo, solo cubierto por sus tatuajes.
El artista, nacido en el estado federado austríaco de Vorarlberg, se realizó unos 13 tatuajes de diferentes tamaños a lo largo de su vida. Entre ellos, frases como «Mut tut gut» (El coraje hace bien), un código de barras y un escudo de armas.
Quien se quede con uno de los lotes en la subasta no recibirá por el momento el original, sino un marcador de posición. Será una fotografía en blanco y negro a tamaño natural del cuerpo de Flatz, en la que la zona de piel subastada aparece resaltada en color.
Tras su muerte, el verdadero trozo de piel será cortado e insertado, disecado y colocado detrás de un cristal.
Flatz cuenta que ve su piel como una especie de lienzo. El artista, que participó en 1992 en la exposición Documenta IX en Kassel, a menudo tematiza su cuerpo o incluso lo utiliza él mismo en sus acciones, a veces extremas.
Según afirma, el cuerpo es el primer medio de expresión de una persona, su primer vestido, que envejece y muere con él. Se refiere así a una tradición japonesa que consiste en tratar los tatuajes elaborados de forma póstuma como obras de arte. Ahora quiere definir su propia piel como una obra de arte que le sobrevivirá.
Para asegurarse de que todo funcione a nivel legal tras su muerte, Flatz hizo un testamento. En él se especifica quién se queda con qué parte de su piel y qué debe ocurrir con el resto de su cuerpo. «Será incinerado y enterrado en una urna bajo un árbol», dice Flatz.
«Doy la piel al arte y el cuerpo vuelve a la naturaleza», explica. Pero el artista confía en que aún podría pasar un tiempo hasta entonces. «Quiero cumplir 100 años», asegura.
Por Cordula Dieckmann (dpa)