Múnich, 23 dic (dpa) – No fue 2016 el año de Thomas Müller. El final, en el que el campeón mundial tuvo que ver desde el banquillo los 90 minutos de demostración de poder del Bayern Múnich ante el Leipzig, se ajustó al dibujo de un año en el que, excepcionalmente, las cosas no le fueron bien al icono del fútbol alemán.
Müller, que no emitió tampoco ninguna queja, vivió inhabituales fases de baja forma y durante largos periodos perdió la facilidad con la que suele encarar el arco rival.
En consecuencia, el atacante de 27 años se ha mostrado especialmente alegre de que lleguen unas relajantes fiestas navideñas junto a su mujer Lisa. Sin fútbol. «Para mí estas vacaciones son simplemente importantes para desconectar y recargar las pilas», dijo el preferido de los fans bávaros.
Ante Müller se presentan días de meditación. Meditación sobre lo que fue mal en 2016 y debería ir bien de nuevo en los próximos 12 meses. El 3 de enero vuelven los entrenamientos para el líder de la Bundesliga.
En el 3-0 del Bayern ante el Leipzig, segundo clasificado, el entrenador Carlo Ancelotti ni siquiera utilizó al delantero desde el banquillo. El alemán tuvo que ver cómo en un sistema 4-2-3-1 que supuestamente se ajusta a sus características fue el español Thiago Alcántara el que brilló en su posición favorita: como mediapunta, goleador y asistente.
«La idea con Thiago era jugar entre las líneas defensivas del Leipzig. Se ha desenvuelto muy bien», lo elogió el técnico italiano.
Müller tuvo que escuchar severas palabras de Karl-Heinz Rummenigge tras el partido. El jefe de la junta directiva del Bayern consideró el papel suplente del delantero como una «motivación para que los jugadores mejoren aquí o allá en 2017».
«Aquí también es el caso», insistió el ex futbolista sobre la situación de Müller, que sólo ha marcado un gol en la actual temporada de la Bundesliga. En la Champions League agregó otros dos tantos.
«Hoy en día se necesitan 16, 17, 18 jugadores. Tenemos gran cantidad en calidad. Y por eso hay dos o tres que no juegan y no están contentos», advirtió Rummenigge.
Ancelotti sabe que en un plantel de lujo como el del Bayern siempre habrá casos difíciles. Además de Müller, tampoco Franck Ribéry tuvo lugar en el once inicial. «Yo trabajo para el club, no para jugadores individuales», afirmó el entrenador.
El italiano había advertido anteriormente que el cambio de sistema del 4-3-3 al 4-2-3-1 no lo había hecho exclusivamente para Müller. Para Ancelotti, lo decisivo no es el sistema táctico, sino el «equilibrio», la ocupación del espacio en el centro del juego, entre las líneas de ataque y defensa.
Jugar con cuatro delanteros no es un riesgo, explicó: «El riesgo es jugar sin equilibrio». El espíritu libre de Müller compite ahora en el puesto de diez con un jugador dotado para la combinación como Thiago, que está jugando su mejor temporada en el Bayern.
El español de 25 años disputó 22 de 25 partidos. La frase del ex entrenador de los bávaros Louis Van Gaal -«Müller juega siempre»- no ha quedado totalmente desvirtuada por Ancelotti, que ha utilizado al alemán en 22 ocasiones. Sin embargo, Müller ha perdido facilidad en el juego y puntería.
El penal errado en las semifinales de la Liga de Campeones ante el Atlético de Madrid fue un punto de inflexión. A eso siguió una Eurocopa sin goles y 999 largos minutos sin marcar en la Bundesliga hasta su estreno en el 5-0 ante el Wolfsburgo.
«Espero que no tarde tanto hasta el próximo gol», dijo entonces Müller, que pese a su discreto paso por Francia 2016 fue con cinco tantos el máximo goleador de la selección este año.
Por Klaus Bergmann