(dpa) – Para muchos, una fiesta no es una fiesta si no hay alcohol. Para otros, una fiesta no es una fiesta si no hay mucho alcohol. Y para muchos otros, una fiesta no es una fiesta cuando los borrachos empiezan a salirse de cauce. Existen numerosas razones para cuestionar la necesidad de consumir alcohol en una celebración. Pueden ser motivos religiosos, embarazos o preocupaciones de salud. Sin embargo, la decisión de festejar una boda sin alcohol no es tan fácil. ¿Es posible lograrlo?
«Como nosotros hemos trabajado sobre el tema del alcoholismo en varias oportunidades, hemos decidido celebrar nuestra boda sin alcohol», escribe una persona en Internet queriendo saber qué opinan al respecto los demás usuarios.
«¿A ustedes cómo les caería? ¿Sus invitados se amargarían?» Las respuestas que recibe son muy diversas. «La boda es de ustedes, hagan como a USTEDES más les guste», responde uno, mientras otro escribe: «Para nosotros el alcohol es parte de un festejo».
¿Libre de alcohol por un par de incordios?
Brindar con alcohol tiene raíces de larga data en muchísimas culturas, señala la wedding planer Birgit Wilde en la web PlanMy.Wedding. «Si una pareja me dice que quiere celebrar sin alcohol, le preguntaría cuál es el motivo y le recomendaría revisar su decisión», señala.
Si la razón son solo tres o cuatro personajes que suelen pasarse de rosca en las fiestas y arruinar un poco el ambiente, la experta recomendaría «intentar hablar con las personas en cuestión antes de hacer que todos los invitados deban renunciar al alcohol por su causa». Otro paso sería sensibilizar a otros invitados para que presten atención al comportamiento de esas tres o cuatro personas, de modo que la situación no se salga de control, o que se les pida que se retiren a tiempo.
Cuando alguien decide hacer una fiesta sin alcohol debe estar preparado a que varios invitados lo tomen de un modo negativo y sientan que otro está decidiendo por ellos, señala Wilde. «Pero yo siempre les digo a los futuros esposos: uno no puede dejar contento a todo el mundo. Sea con la comida, con el lugar donde se festeja o con los pasos y protocolos de la fiesta, siempre hay alguien que rezonga».
¿Cómo se lo digo a los invitados?
Es importante que todos estén avisados. Lo ideal es hacerlo en el momento de la invitación, de modo de evitar que alguien reserve por ejemplo con anticipación una habitación de hotel para no volver conduciendo después de haber bebido. También es aconsejable transmitir la decisión en términos positivos y no como una prohibición, recomienda Wilde. «Yo escribiría algo así como: queremos divertirnos con ustedes, pero evitando el alcohol y la resaca».
Si uno ya sabe que hay invitados que se lo tomarán especialmente mal, puede hablar con ellos incluso antes de invitarlos para prevenirlos. Otro punto importante es conversar con el personal que estará a cargo del servicio de esa noche, si no, puede que los invitados comiencen a decir «vamos, traeme una copa de vino que yo la pago».
Generar un ambiente de relax y comodidad no requiere necesariamente de alcohol, apunta Wilde. Lo importante es que los invitados se lleven bien y que todos puedan conversar. «La música es fundamental. En una oportunidad organicé una boda turco-alemana sin alcohol que ofrecía un muy buen show con banda folklórica que hizo que toda la gente se divirtiera mucho», recuerda.
Despertar los sentidos por otros canales
Gideon Bellin también recomienda poner el foco en un buen sonido y en un programa entretenido. Bellin tiene 30 años y ha fundado una agencia en Berlín dedicada precisamente a organizar eventos sin alcohol. «Nuestras fiestas se proponen despertar los sentidos a través de otros canales, como por ejemplo con aceites esenciales», dice el fundador de Sober Sensation. «Buscamos catapultar a los invitados hacia otro mundo», señala.
Las motivaciones pueden ser muy diversas. «Muchos no beben alcohol por motivos religiosos. Otros son alcohólicos que han dejado de beber o que han tenido muy malas experiencias. Muchos evitan beber por razones de salud», precisa.
Bellin tuvo la idea de fundar este emprendimiento en 2009, cuando fue a una fiesta de cumpleaños en la que no había alcohol. «En aquel momento era prácticamente inimaginable celebrar sin beber», dice. Pero hoy, desde su perspectiva, las cosas han cambiado, del mismo modo que se ven cambios en la industria de las bebidas.
Té azul o bar con «infused water»
Actualmente pueden encontrarse buenas cervezas y vinos sin alcohol, al igual que gin, vodka e incluso ron libre de todo porcentaje. «Nosotros ofrecemos cócteles sin azúcar y sin alcohol de un aspecto muy tentador», dice Bellin, quien tiene en menú, entre otros, mócteles, shots de jengibre o té anchan azul.
En lugar de una recepción con champán o barra de gin, los novios pueden elegir una estación con lo que se conoce como «infused mineral water», que es básicamente agua mineral que puede servirse a gusto con frutas, hierbas, flores o condimentos.
¿Por qué no contratar a un sommelier de agua?
Es más, pensándolo bien cabe preguntarse por qué no contratar para la fiesta a un sommelier de agua. Las aguas minerales también pueden encontrar deliciosas combinaciones con la carta de platos. Una mousse dulce de chocolate puede ir de la mano de un agua mineral levemente salada con una pizca de gas. «Genera un contraste muy interesante con el chocolate y hace que el postre sea mucho más agradable y liviano que si se lo saborea con un vino dulce», explica.
Birgit Wilde también recomienda optar por buenas alternativas a las bebidas alcohólicas. «Tuve una pareja que quiso que todos brindaran con zumos en lugar de champagne. Las copas de sidra o champán pueden subir rápidamente a la cabeza, sobre todo en verano». Pero no tiene por qué ser zumo, «hay otras alternativas como la cerveza de jengibre o destilados de hierbas, sea como cóctel o trago largo, que en definitiva no tienen nada que envidiarle a un trago con alcohol».
Por Inga Dreyer (dpa)