Múnich, 26 nov (dpa) – Nueve meses después de salir de prisión tras haber cumplido condena por evasión fiscal, Uli Hoeness volvió a convertirse el viernes en el presidente del Bayern Múnich.
Tal como se esperaba, el directivo fue investido en la asamblea general que realizó el club más poderoso del fútbol alemán. Hoeness, de 64 años, reemplaza a Karl Hopfner, que decidió no presentarse para el cargo.
«Les pido una segunda oportunidad», dijo Hoeness ante más de 7.000 miembros de la asamblea. «El Bayern es como mi segunda familia».
El nuevo presidente ocupó ya la presidencia del club entre 2009 y 2014, momento en el que se vio obligado a abandonar al ser condenado por la justicia alemana a tres años y medio de cárcel por evadir impuestos por unos 28,5 millones de euros (31 millones de dólares) a través de cuentas en Suiza.
Pese a la condena, Hoeness seguía siendo muy querido y respetado en el club, donde desde principios de 2015 mantuvo un cargo de asistente en el equipo juvenil gracias a que gozó un régimen abierto durante la pena de prisión.
Su regreso al Bayern se daba por hecho desde hacía tiempo en Alemania. En mayo, cuando el equipo se coronó campeón, Hoeness festejó en el estadio Allianz y en el ayuntamiento de Múnich, además de que subió al escenario como si siguiera en el cargo.
El club, en general, dejó en claro que tenía la intención de animarlo a volver, sobre todo a partir del 29 de febrero, cuando se le permitió salir de la cárcel. El jefe de la junta directiva, Karl-Heinz Rummenigge, expresó claramente en ese momento su deseo de volver a tenerlo cerca.
«Celebro de corazón tu merecido regreso a la presidencia», insistió Rummenigge.
Hoeness asume el puesto, cuyas funciones son más representativas que ejecutivas, en un momento complicado para el equipo. No en vano, por primera vez desde mayo de 2015, el club bávaro ha perdido de forma consecutiva, en los últimos días, dos partidos considerados cruciales ante el Borussia Dortmund y el Rostov.