Berlín (dpa), 8 nov – La relación entre Estados Unidos y uno de sus principales socios en Europa, Alemania, fue una nota a pie de página en la campaña electoral estadounidense. La ciudadanía alemana, no obstante, observa con expectación unos comicios cuyos resultados podrían cambiar profundamente las relaciones transatlánticas.
En caso de una victoria de la candidata demócrata, Hillary Clinton, Alemania seguiría más que probablemente siendo un interlocutor fundamental de Washington en el Viejo Continente.
Como secretaria de Estado estadounidense, Clinton visitó seis veces Alemania. Conoce personalmente a la canciller Angela Merkel, a la que recientemente alabó por su capacidad de gestionar situaciones de crisis.
Sin embargo, durante el periodo de Clinton como máxima representante de la política exterior de EEUU, la relación entre Washington y Berlín no estuvo libre de tensiones. Clinton pidió a sus socios europeos la participación en la intervención militar en Libia, llamado al que el Gobierno de Merkel hizo caso omiso.
Tampoco hay que olvidar el pinchazo del teléfono móvil personal de Merkel por los servicios secretos estadounidenses (Agencia Nacional de Seguridad, NSA), tal y como revelaron cables de WikiLeaks.
Donald Trump es mientras una incógnita para Berlín, donde, sin embargo, predomina el escepticismo sobre una eventual presidencia del polémico candidato republicano.
El pasado agosto, Trump declaró que las tasas de criminalidad en Alemania tienen relación directa con la llegada al país de cientos de miles de refugiados. Este es un argumento utilizado por la creciente extrema derecha germana.
Otra de las posturas de Trump que irrita a Berlín es su insistencia en poner en entredicho la actual política exterior y de defensa de Washington. Entre otras cosas, el candidato republicano pretende que Alemania y otros aliados paguen a Estados Unidos por la protección militar ofrecida por Estados Unidos en el marco de la OTAN.
La posición de Trump respecto a Rusia es otro de los asuntos que genera interrogantes en Alemania. El republicano mantiene una buena relación con el presidente ruso, Vladimir Putin, al que alabó en numerosas ocasiones. El Gobierno de Merkel, sin embargo, es crítico con la actuación de Moscú tanto en Siria como en Ucrania.
Una victoria de Trump supondría sin duda el inicio de un periodo de incertumbre entre Estados Unidos y Alemania, cuyos lazos son fundamentales para entender las relaciones transatlánticas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.