(dpa) – Los coches deportivos ingleses como Lotus, Morgan o Caterham no solo suelen ser más maniobrables que los de otros competidores europeos como Porsche o Lamborghini. A menudo se fabrican en pequeñas cantidades, aportan diversidad en los carriles más rápidos de las monótonas autopistas, y además aseguran a los ocupantes una mayor atención que al conducir otros superdeportivos, a menudo mucho más caros.
A continuación, dpa presenta tres coches especiales:
Morgan Super 3: manejar casi al ras del suelo
Cuando el nuevo Morgan Super 3 realiza su primera prueba de conducción y circula por la región de los Cotswolds ingleses, todas las miradas se posan sobre este biplaza inusual de tres ruedas: una mezcla de triciclo, con dos ruedas delante, una detrás y, en el medio, el fuselaje de un viejo avión de combate.
Según James Gilbert, portavoz de Morgan, este concepto se sigue desde que se fundó la empresa, hace 113 años.
Después de que hasta hace dos años el «Threewheeler» (tres ruedas) se construyera sin cambios significativos y con pausas a veces largas, los británicos decidieron finalmente resideñarlo completamente. El resultado fue la modernización del descapotable tanto visual como técnicamente hasta convertirlo nuevamente en un Super 3.
Sin embargo, hay algo que no cambia, incluso con una carrocería optimizada aerodinámicamente y con instrumentos digitales: el conductor conduce prácticamente casi al ras del asfalto y casi sin elementos de protección.
Pero esta es otra de las razones por las que la conducción en el Morgan Super 3 se siente tremendamente intensa, aunque solo alcance los 209 km/h, una velocidad casi insignificante para un coche deportivo.
Con un peso menor de 700 kilogramos, los 87 kW/118 CV del motor tricilíndrico instalado por Ford son más placenteros de conducir que en cualquier Porsche.
Caterham Seven 170: 160 km/h de máxima felicidad
El Caterham Seven es muy similar al Morgan Super 3, salvo que tiene cuatro ruedas. El deportivo existe desde hace más de 60 años como una réplica del Lotus Seven, y el concepto se mantuvo prácticamente sin cambios desde entonces.
El Seven no tiene mucho más que ofrecer que un motor en la parte delantera y una cabina mínima detrás. Sin embargo, Caterham continuó realizando retoques al motor y a la masa y reunió en el 170 lo que probablemente sea la combinación más inusual.
El nuevo modelo es el Seven más ligero de la historia de la compañía, con un peso inferior a los 450 kilos. Debajo del capó lleva un motor de tres cilindros de Suzuki, que produce unos escasos 62 kW/84 CV a partir de una diminuta cilindrada de 0,66 litros.
Mientras que en el caso de los deportivos de verdad hay que ir al circuito para desahogarse o incluso acercarse al límite, con el Caterham Seven 170 basta salir a una carretera vacía para ser feliz, y nadie se ríe de los modestos 160 km/h de velocidad máxima. Y es que cuando se aprieta a fondo el acelerador, este bólido se siente el doble de rápido.
Lotus Emira: convencional y extravagante
La tercera novedad proveniente de Inglaterra es el Lotus Emira, con el que los británicos retoman el curso de los deportivos, tras el fin de la producción del Elise y el Evora, dos modelos que definieron a la compañía durante décadas, tal como señala el jefe de Lotus, Matt Windle.
Comparado con el Morgen Super 3 y el Caterham Seven 170, el coupé es casi convencional. Sin embargo, en comparación con rivales como el Porsche Cayman o el Audi TT, se lo ve más pasional y con algunas extravagancias típicas de los británicos.
¿En qué otro coche está colocada la válvula de mariposa del motor Toyota V6 de 3,5 litros y 298 kW/400 CV en la parte trasera de tal manera que no solo se puede sentir al acelerar hasta la velocidad máxima de 290 km/h sino también ver a través del espejo retrovisor?
Un centenar de pequeños fabricantes ingleses
Según el experto Paolo Tumminelli, los modelos exóticos exclusivos y las pequeñas series están firmemente ancladas en la cultura y en la legislación inglesa.
«Morgan, Caterham o Lotus son solo la punta del iceberg. Un centenar de pequeños fabricantes enriquecen el envidiable panorama automovilístico británico», destaca el profesor de Diseño de la Escuela Superior Técnica de la ciudad de Colonia, en el oeste de Alemania.
En el Reino Unido, casi cualquier vehículo cuyo origen o año de fabricación no está determinado puede matricularse con la llamada «placa Q» tras una simple inspección técnica y sin necesidad de costosos informes periciales.
Esto también dejó su huella en la industria automotriz. Los británicos pueden comprar un Caterham Seven en forma de kit y convertirlo en un coche en el propio garaje tras solo 80 o 100 horas de trabajo. Para Tumminelli, una «experiencia maravillosa».
Por Thomas Geiger (dpa)