(dpa)) – Así nacen hoy las estrellas de la música: el estudiante neocelandés Josh Nanai juega en 2019 con una melodía y la difunde en Internet. Meses más tarde, usuarios de la plataforma TikTok utilizan el ritmo pegadizo para un desafío de baile y suben millones de vídeos con esta melodía.
El cantante estadounidense Jason Derulo la convierte finalmente en el éxito del año «Savage Love».
Hoy en día, los jóvenes tienen un contrato discográfico en el bolsillo, como el ex cartero Nathan Evans. El cantante amateur postea desde hace un año vídeos en TikTok y su versión de la canción marinera «Wellerman» también se difundió a fines del año pasado de forma viral.
¿Las consecuencias? La canción trepa al tope de los ranking y el escocés saldrá de gira a finales de año.
«TikTok se ha convertido en un medio con enorme trascendencia en el marketing musical», afirma David Stammer, de la academia de pop del estado alemán de Baden-Wurtemberg. «Las canciones exitosas en TikTok despiertan el interés de la industria y ese éxito puede trasladarse también a otras plataformas», señala.
Actualmente hay muchos ejemplos de ello. La actriz estadounidense Olivia Rodrigo, con su balada «Drivers License», o el rapero Lil Nas X, con el histórico hit «Old Time Road», cosecharon grandes éxitos a nivel mundial tanto en TikTok como en los ranking musicales.
La plataforma creada en China, extremadamente cuestionada por quienes defienden la protección de datos, ya cuenta con cerca de 800 millones de usuarios.
La gran mayoría de ellos tiene entre 16 y 24 años, una franja etaria que representa un público objetivo más que interesante para la industria musical. La música siempre ha sido un elemento central de esta red social.
Los usuarios de TikTok musicalizan sus microvídeos, en su mayoría de unos pocos segundos de duración, con canciones que pueden elegir de una lista y recortan el fragmento que se adapte a su clip.
Stammer, quien en su academia en la ciudad de Mannheim está a cargo de las innovaciones tecnológicas, señala que muchos éxitos de TikTok tienen las mismas características.
Las canciones deben desarrollar cierta tensión a través de una breve introducción y una abrupta interrupción de la música. «Además suele haber con frecuencia una línea de la letra muy concisa que se puede traducir bien visualmente para generar ciertos vídeos», explica.
Un ejemplo de esto es la canción «Oh No» de Capone. En ella, una voz femenina distorsionada electrónicamente canta varias veces «Oh No No No No No». Los usuarios la eligieron como banda de sonido de todos los momentos más embarazosos posibles.
A través de estos desafíos, vinculados muchas veces con determinadas coreografías, las canciones se comparten con mayor frecuencia y algunas se vuelven virales. Y las discográficas y las emisoras radiales están muy atentas a cada éxito viral.
Stammer escucha cada vez más de la industria que ya en el momento de la composición de un tema se presta atención a posibles fragmentos para TikTok. «Esto no significa que se escriba una canción completa para TikTok. Pero la plataforma ya tiene un impacto en el proceso de composición de la canción», agrega.
Sin embargo, es usual que plataformas exitosas o el contexto de uso de la música influyan en la composición del tema musical. Por ello, hay algunas canciones que tienen versiones especiales para emisoras de radio o discotecas, que se diferencian por ejemplo en su duración.
Y las plataformas de streaming llevan además a que las canciones sean además cada vez más breves en general.
TikTok se ha convertido para los artistas y las discográficas en un importante instrumento de mercadeo, en especial en épocas de coronavirus en las que caen los ingresos por giras y conciertos.
Warner, Universal y Sony cerraron recientemente contratos de licencias con la plataforma para que se remunere de forma «razonable» la música que se utilice, según se informó en un comunicado.
El presidente de Universal Music para Europa Central, Frank Briegmann, se niega sin embargo a fijar en un escalón demasiado alto la influencia de TikTok en la industria musical.
«Una carrera artística duradera necesita un vínculo estable con sus seguidores, en todos los canales», subraya Briegmann a la Agencia Alemana de Prensa (dpa).
«La creatividad y la pasión entusiasman a la gente, por eso las buenas canciones no se componen para tal o cual plataforma», agrega.
TikTok no solo lleva a los recién llegados a la cima de las listas musicales, sino que también puede hacer que canciones más antiguas vuelvan al tope de los escalafones.
El éxito de culto de Boney M «Rasputin», por ejemplo, está disfrutando actualmente de un renacimiento después de más de 40 años. Alrededor de cuatro millones de usuarios han añadido la canción a sus vídeos, entre los que se encuentran principalmente influencers del mundo de la gimnasia que muestran sus músculos.
Por Thomas Bremser (dpa)