Kazán (Rusia), 27 jun (dpa) – Durante el fútbol-tenis recreativo, Thomas Müller intentó anotar un punto hasta de chilena: es claro que el goleador alemán quiere cortar su mala racha frente al arco rival de cualquier manera, después de haber sido el máximo anotador germano en los Mundiales de 2010 y 2014 pero no haber podido convertir en los dos partidos en Rusia 2018.
Cinco goles en Sudáfrica y otros cinco en Brasil le dieron a Müller una fama bien ganada. Sin embargo, su pólvora parece mojada en Rusia, donde casi no ha tenido oportunidades en la derrota 1-0 ante México del debut ni en la recuperación ante Suecia con el milagroso 2-1 gracias al tiro libre de Toni Kroos.
Pero no sólo no anotó: su aporte fue escaso pese a jugar los dos partidos completos, por lo que muchos se preguntan si el atacante de 28 años no será el tercer campeón del mundo que se siente en el banco junto Joachim Löw después de que Mesut Özil y Sami Khedira perdieran su puesto en el once inicial.
«Tuvimos una larga conversación e intentamos analizar su juego de nuevo», explicó Löw ayer en Kazán, en la rueda de prensa antes del duelo de mañana ante Corea del Sur en Kazán. «Es un jugador muy receptivo, que además es muy autocrítico sobre su desempeño. Cualquiera que conozca a Thomas sabe que debe esperarse algo positivo después de uno o dos partidos malos».
«Esto puede ser un punto de inflexión decisivo», resaltó Müller después de la importante victoria contra Suecia, aunque su comentario pareció más dirigido al equipo que a su situación personal.
Es que Müller parece ser la moneda de cambio más sencilla para Löw entre los jugadores de mitad de cancha hacia adelante. Kroos salvó al campeón del mundo de una eliminación casi segura con su tiro libre. Marco Reus anotó el importante 1-1. Timo Werner mostró su versatilidad al ser fundamental como extremo izquierdo. Mario Gomez cumplió cuando ingresó como centrodelantero y aportó para la remontada. Y hasta Julian Brandt, en los pocos minutos que jugó, pegó dos tiros en los palos ante México y ante Suecia.
¿Y Müller? Su rendimiento resultó ineficaz tanto en Moscú como en Sochi, aunque su potencial y sus pergaminos son sus principales argumentos para seguir entre los titulares. Con 38 goles internacionales es el máximo artillero del plantel, además del más experimentado, con 93 presencias hasta ahora.
En sus tiempos en el Bayern Múnich, Louis van Gaal acuñó una frase que se le puede trasladar a Löw: «¡No importa donde, pero Müller siempre juega!». Incluso, aunque al bávaro no le vayan bien las cosas, como pasó hasta ahora en Rusia.
En la Eurocopa de 2016, Müller también tuvo un torneo para el olvido, sin poder convertir ni un gol en seis partidos. Incluso, en la serie de penales de los cuartos de final ante Italia falló su disparo, detenido por Gianluigi Buffon. Sin embargo, el delantero del Bayern estuvo en el campo en los 570 minutos del equipo alemán en el torneo.
Löw mantuvo siempre a Müller hasta la eliminación ante Francia porque más allá de su rendimiento, lo considera como un líder entusiasta, como un luchador y como un personaje positivo para el equipo. «Müller es un jugador absolutamente importante», enfatizó ayer el seleccionador alemán.
«Es difícil encontrar tipos como Thomas Müller», comentó por su parte Olivier Bierhoff, mánager del conjunto alemán, que consideró además que el jugador del Bayern también maduró en los últimos años para convertirse en un hombre clave en el grupo.
Müller, por su parte, confirmó el cambio de rol. «Miro más alrededor y al conjunto que cuando tenía 20 años», cuando jugó su primer gran torneo, el Mundial de Sudáfrica. «Este es un proceso de maduración. Ahora estoy pensando más», reconoció.
De hecho, Müller se ocupa de todo en la concentración alemana: en Vatutinki lidera los grupos en el fútbol-tenis, arenga a sus compañeros y comanda las reuniones entre los jugadores. Por ahora, con esa actitud le alcanza para tener siempre un lugar en el once inicial.
Por Klaus Bergmann y Christian Kunz (dpa)