Las dificultades siempre están presentes en las relaciones sentimentales en mayor o menor grado. Los roces muchas veces pueden ser superados a través de la comunicación entre ambos, pero, en otras ocasiones, los conflictos no se resuelven del todo, lo que propicia una escalada en los problemas de la pareja.
En este punto, son más comunes las discusiones y la falta de comunicación, mientras que los encuentros sexuales se vuelven cada vez más esporádicos, lo que condiciona aún más la relación. En este laberinto, la pareja no consigue encontrar la fórmula para superar las dificultades. Sin embargo, tampoco toman la decisión de buscar ayuda profesional.
Precisamente para estos casos existen las terapias de pareja y la guía que pueden ofrecer los psicólogos cualificados para limar las asperezas. Aquí puede surgir la pregunta sobre por qué la pareja retrasa tanto la asistencia a las terapias.
Existe una suerte de estigma de que la terapia de pareja es el último recurso a emplear antes de romper con la relación. Aunque no necesariamente es así, la ayuda de los expertos en esta área no se limita a intervenir cuando las heridas son profundas y casi irreparables.
Al contrario, los psicólogos recomiendan que la decisión de asistir a terapia debe tomarse cuando se presenten los primeros problemas, un punto en el que hay más espacio de maniobra para encontrar una solución efectiva.
Escepticismo por los resultados
Uno de los principales motivos que frena a la pareja es desconocer en qué consiste la terapia y cómo les puede ayudar. Al no saber de qué se trata, se genera un escepticismo que retrasa la intervención del especialista, lo que se traduce en un mayor desgaste.
Por lo general, la asistencia a la terapia se precipita tras un acontecimiento negativo reciente. Es decir, las condiciones de la relación llegan más deterioradas y con ambos mostrándose a la defensiva.
Hay que recordar que la terapia la desarrolla la misma pareja, el profesional de la psicología está para ser un guía en la resolución de los problemas. Según un estudio, la pareja busca la ayuda de los especialistas después de 6 años de conflictos, lo que reduce la probabilidad de éxito de la terapia.
Ambos deben asistir a la terapia, para ir abonando el terreno y mejorar la relación. En el caso de que uno de los dos no quiera participar en la terapia, no se le debe tratar de obligar o convencer para cambiar su punto de vista.
En Internet hay portales, como el de psicologo-zaragoza.org, que explican en qué consiste la terapia de pareja y cuáles son sus beneficios. La ayuda del psiquiatra servirá para hacer una evaluación exploratoria, para que ambos puedan encontrar una solución. La idea es contar con el mejor psicólogo de Zaragoza, para que la armonía reviva el amor.
En el fondo, hay parejas que no desean separarse, especialmente las que tienen hijos. Sin embargo, encuentran la convivencia insoportable, lo que termina de romper la relación. La asistencia que puede ofrecer el psicólogo tiene la finalidad de tender puentes para conseguir entender aspectos que estaban velados.
Si realmente ambos buscan una solución, cada uno debe aceptar las rarezas o las necesidades del otro; debe existir un equilibrio y respeto para que el tratamiento obtenga el éxito deseado.
Optar por la separación
Hay casos en los que la terapia de pareja tampoco consigue los resultados deseados, por lo que la relación se hunde aún más y ambos deciden tomar la decisión de separarse. El sexo ya no existe, hay trato violento, aparecen las infidelidades y ninguno de los dos es feliz en compañía del otro.
Si ambos están de acuerdo en divorciarse, la mayoría opta por el divorcio express, que es un proceso rápido ante notario que logra completarse aproximadamente en un mes, según comentan los expertos del portal abogadofamiliabilbao.com.
En estos casos se debe buscar asesoramiento legal y un abogado de familia en Bilbao que ofrezca los pasos a seguir para que la separación se efectúe sin contratiempos. La carga psicológica de todo divorcio genera un desgaste adicional, aunque en este caso el estrés y la ansiedad pueden minimizarse debido a que el proceso es más rápido.
Para optar por esta modalidad deben cumplirse ciertos requisitos, como que hayan pasado 90 días desde la celebración de la boda, que el divorcio sea de mutuo acuerdo, y que no existan hijos menores de edad o con la capacidad modificada judicialmente.
Cuando los problemas afectan a la pareja, ambos deben buscar la fórmula para intentar rescatar la relación y revivir el amor que alguna vez sintieron. En el caso de tomar la decisión de separarse de mutuo acuerdo, el proceso debe llevarse del modo menos conflictivo posible, para que no existan traumas posteriores.