(dpa) – Cuando los suizos invocan su neutralidad y quieren para sí un papel especial, los diplomáticos y políticos extranjeros ponen cada vez más los ojos en blanco. La reputación de Suiza empieza a resquebrajarse.
«En el futuro, nuestros vecinos se preguntarán aún más hasta qué punto quieren seguir haciendo concesiones políticas a Suiza», afirma el politólogo Christoph Frei, de la Universidad de San Galo. «Vamos camino de perder amigos», añade.
Tema sanciones contra Rusia: cuando comenzó la guerra, el Gobierno en Berna dijo primero que Suiza era neutral y que no iba a participar. Por presión del extranjero, cambió rápidamente el curso, aunque según Frei, a medias.
«En el caso de las materias primas, por ejemplo, las autoridades hacen como si no supieran cuán importante es para Rusia el comercio a través de Suiza», dice a dpa.
Tema de los fondos de los oligarcas: hasta finales de 2022 fueron bloqueados unos 8.000 millones de francos suizos de rusos próximos al presidente Vladimir Putin. Sin embargo, se sospecha que hay muchos miles de millones más en Suiza.
Tema armas: Suiza se niega a transferir a Ucrania la munición que vendió a aliados. En Berlín, el permitir el paso de inmigrantes a Alemania también ha sido recibido con disgusto, y en el mundo financiero, la forma en que se vieron perjudicados los derechos de los accionistas en el rescate de Credit Suisse. Se avecinan numerosas demandas.
Sin embargo, el Ministerio del Exterior suizo asegura haber percibido tonos críticos tan solo en los medios. «Los medios tienen cierta influencia en la imagen de un país, pero ese no es el único factor», indicó al ser preguntado al respecto. «Hasta ahora no tenemos indicios de un claro empeoramiento de la forma en la que somos percibidos que pueda tener consecuencias negativas duraderas», añade.
Las críticas, así y todo, llegan desde personalidades famosas, como Jens Stoltenberg, secretario general de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN): «No se trata de neutralidad. Se trata del derecho a la autodefensa», dijo en enero en Davos.
«En mi opinión, la neutralidad es algo del siglo pasado», señaló por su parte el presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Christoph Heusgen, quien añadió que Suiza debe ayudar a defender el orden jurídico internacional.
«Las sanciones solo son tan fuertes como la voluntad política que hay detrás de ellas», afirmó por su parte el embajador estadounidense, Scott Miller, en declaraciones al diario suizo «Neue Zürcher Zeitung». Consideró que Suiza podría bloquear seguramente 50 o 100.000 millones de francos más.
«Esperamos de Suiza que, en determinados ámbitos, salte por encima de sus sombras de neutralidad», dijo el embajador alemán Michael Flügger en declaraciones a la televisión. «Suiza masacró su reputación», opinó por su parte el diputado suizo de Los Verdes Gerhard Andrey cuando el Parlamento decidió no levantar la prohibición de traspasar municiones a Ucrania.
De acuerdo con el rastreador de apoyo a Ucrania del Instituto para la Economía Mundial de Kiel, en Alemania, al 24 de febrero de 2023, Suiza se encontraba en el puesto 21 de una lista con 40 países, teniendo en cuenta ayudas humanitarias, financieras y militares.
Suiza siempre reivindica un papel especial para sí misma. Le gusta seguir su propio camino político, excepto cuando se trata de la economía y el acceso al mercado. No entró en las Naciones Unidas hasta 2002. Situada en el centro de Europa, rechaza adherirse a la Unión Europea (UE) y en 2021 rompió con años de negociaciones para actualizar los tratados bilaterales.
«Pasamos de ser un caso especial a una molestia y debemos tener cuidado de no convertirnos en un caso social con esto de aferrarnos a las historias del ayer», advierte Frei.
La debacle de Credit Suisse, en la que los derechos de los accionistas se vieron socavados por una legislación de emergencia, también podría afectar a la imagen de Suiza, según explica a dpa Diana Ingenhoff, profesora de Comunicación en Organizaciones y Diplomacia Pública en la Universidad de Friburgo, en Suiza.
«Hay efectos de transferencia: Suiza se posiciona como un centro financiero fuerte y los bancos suizos se benefician de la imagen de Suiza. Credit Suisse incluso llevaba el nombre del país en su título. Pero si luego algo va mal, eso también destiñe la imagen del país», añade.
En las encuestas, sin embargo, Suiza sigue picando bastante alto. Johanna Gollnhofer, directora del Instituto de Marketing de la Universidad de San Galo, afirma: «La reputación de una marca o un país son asociaciones en la mente. Cambian muy lentamente. Debería pasar algo durante años, de lo contrario queda poco de esto al final. La gente conoce Suiza como un refugio seguro, cercano a la naturaleza y fiable, y eso no se verá destruido en el corto plazo».
La división Presencia Suiza del Ministerio de Asuntos Exteriores se encarga de promover la imagen de Suiza en el extranjero. Todo va bien, informó tras la última encuesta de diciembre de 2022, con Suiza ubicándose por delante de Alemania, Suecia y el Reino Unido, entre otros. En la encuesta de Ipsos sobre la percepción de países de todo el mundo, Alemania ocupaba el primer puesto en noviembre de 2022, y Suiza el séptimo.
Frei cree que es necesario actuar. «Como país rico y en muchas cosas privilegiado, debemos destinar de una vez bastante más dinero tanto para la ayuda humanitaria como para la seguridad», señala. Aboga por una contribución suiza a la OTAN. Afirma que Suiza se beneficia del hecho de que la OTAN financie la seguridad alrededor. «En cierto modo, la OTAN es un donut, y Suiza es el agujero del medio», opinó por su parte el embajador estadounidense.
«Suiza suele aferrarse a sus posiciones todo lo más que puede, y a menudo solo reacciona ante fuertes presiones del exterior», afirma Ingenhoff. «En las actuales condiciones sociales y mediáticas, de cara a la imagen de Suiza sería más aconsejable posicionarse más proactivamente como un ayudante innovador y creativo e implicarse más en la prevención de conflictos, la consolidación de la paz y la ayuda humanitaria», sostiene. «Tendríamos que bajarnos del caballo y aceptar que también nosotros estamos en vías de convertirnos en un país europeo normal», completa Frei.
Por Christiane Oelrich (dpa)