Stuttgart, 23 jul (dpa) – Para Sue Jin Kang, primera solista del Ballet de Stuttgart y actual directora del Korea National Ballet, el teatro es como un paraíso.
«El mundo afuera es duro, lleno de guerra, terror y criminalidad», se lamentó la bailarina ante el «Stuttgarter Zeitung» y el «Stuttgarter Nachrichten», dos periódicos de la capital del estado de Baden-Wurtemberg, en el sur de Alemania.
«Cada vez que entro a la ópera me siento como Alicia en el País de las Maravillas. Nosotros los bailarines vivimos para nuestro arte, y éste representa una convivencia pacífica», agregó.
La artista coreana se sumergió ayer por última vez en el papel de Tatiana en la obra «Onegin», presentada en Stuttgart. Tras esa actuación ha decidido quitarse definitivamente las zapatillas de ballet. «Y cuando digo que es la última (actuación) es realmente la última», afirmó.
¿Echará de menos su vida como bailarina? «No, no echaré nada de menos. Sería grave si no tuviera nada por delante», aseguró. Pero como directora de la compañía en Seúl no tendrá «tiempo para añorar nada».
Sue Jin Kang llegó en 1986 a Stuttgart. El director artístico Reid Anderson la convirtió en 1997 en primera solista y es considerada una de las bailarinas más apreciadas. Su repertorio comprende un sinnúmero de papeles importantes en obras clásicas, neoclásicas y contemporáneas.
En 1999 ganó el premio Prix Benois de la Danse por su actuación en el papel principal de «La dama de las camelias», del coreógrafo John Neumeier.