(dpa) – El 19 de febrero fue un gran día para la Mediclinic en la metrópoli turística sudafricana de Ciudad del Cabo: «Zero Covid Patients today» podía leerse en grandes carteles: «Cero pacientes de Covid hoy».
Desde hace meses, en Sudáfrica las cifras de infectados bajan y bajan. Y la tendencia se mantiene. Estos días el promedio de casos nuevos por día se sitúa en torno a los 1.200 con una población de alrededor de 60 millones de habitantes.
Sin embargo, Sudáfrica es considerado por algunos países como territorio de alto riesgo y, por lo tanto, se enfrenta a las estrictas restricciones que frenan el turismo en la zona.
Eso está generando cada vez más malestar. Porque el país prácticamente alcanzó otra vez la normalidad. Por eso se está pidiendo a otros países que relajen las medidas impuestas contra los viajes a ese país africano.
«No hay ninguna razón para mantener prejuicios o cerrar las fronteras por miedo a que los sudafricanos puedan llevar en ellos la temida variante del virus», escribió el prestigioso virólogo Tulio de Olivieira en una colaboración con el diario «City Press».
La ministra de Turismo Mmamoloko Kubayi-Ngubane explicó que, por eso, su ministerio ya inició conversaciones con algunos Estados que mantienen estas restricciones estrictas.
Y eso que las 4,4 millones de infecciones documentadas en toda África desde el inicio de la pandemia suponen apenas el 3,3 por ciento del total global.
Según la organización panafricana de la salud CDC, hasta ahora murieron 117.000 personas como consecuencia del coronavirus. Incluso cuando, según los expertos, las cifras de casos no registrados podría ser alta, el continente africano en su totalidad es el menos afectado en comparación a los demás.
«El hecho de que el continente africano hasta ahora atravesara la crisis por la pandemia de coronavirus mejor de lo esperado sorprende a los expertos. Las cifras de contagios quedaron claramente por debajo de los pronósticos», señala también un estudio del Centro Africano de la Universidad de Flensburg, en Alemania.
Incluso la crisis económica se mantiene acotada. «La caída del producto interior bruto (PIB) el año pasado fue de un poco más del dos por ciento. La caída del PIB en Europa, en cambio, fue del siete por ciento», añade el estudio.
El director del centro, Kay Pfaffenberger dice: «Consideramos que a más tardar el año que viene alcanzarán otra vez el nivel anterior a la crisis».
¿Por qué entonces este daño a su imagen? La empresaria alemana Hanna Kleber, cuya empresa de relaciones públicas asesora a la industria turística en Sudáfrica, opina que no hay confianza en que los africanos puedan manejarse eficientemente con la pandemia.
«Lamentablemente la credibilidad de Sudáfrica es puesta en duda constantemente: apenas se le cree al gobierno que pueda hacer test de manera seria», dice.
Desde el inicio de la pandemia, en el país más afectado de África se registraron apenas 1,6 millones de infecciones. Unas 53.500 personas murieron. Pero la cifra de nuevos contagios empezó a bajar rápidamente. La tasa de recuperación es del 95 por ciento.
Por eso, el Gobierno levantó la mayoría de las restricciones. Incluso se consideró bajo el riesgo de una tercera ola en Sudáfrica en un modelo de la Universidad Witwatersrand de Johannesburgo.
«El turismo es una de las industrias más afectadas por la pandemia de covid-19», dijo el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, hace poco, en un discurso a la nación.
La industria turística, con el nueve por ciento del PIB, supone un pilar económico importante y antes del coronavirus aseguraba un ingreso a cientos de miles de sudafricanos.
Las restricciones fueron un tema central también en la gran feria de viajes «Africa Travel Weeks» a principios de abril en Ciudad del Cabo, según relató la experta sudafricana en turismo Natalia Rosa. «En el menos ocho foros de discusión se habló de la mala fama», dijo y subrayó: «el afro-pesimismo es un problema».
Añadió que injustificadamente Sudáfrica tiene un problema de imagen, a pesar de que en cuanto a la pandemia su situación es comparativamente buena. Especialmente malo para la imagen del país la denominación «variante sudafricana».
«Hay mutaciones de los virus una y otra vez, pero cuando se descubren en Nueva York o en algún lugar de Alemania nadie habla de una variante neoyorquina o una variante alemana», dice Rosa.
También la ministra de Turismo confirma en una entrevista: «Eso dañó bastante a la marca Sudáfrica». Sudáfrica tiene sus fronteras abiertas desde agosto de 2020, pero el turismo internacional no llega. Muchos dueños de alojamientos ya no pueden cubrir las deudas o los costos fijos.
Por Ralf E. Krüger (dpa)