Berlín, 13 ago (dpa) – Los consumidores alemanes siguen apostando mayoritariamente por las inversiones de capital tradicionales a pesar de los bajos intereses que éstas ofrecen, según una encuesta publicada hoy.
Incluso las inversiones sustentables, por ejemplo, en acciones o fondos ecológicos, siguen teniendo un papel subordinado a pesar del actual debate sobre la lucha contra el cambio climático, se desprende del sondeo hecho para la Asociación de Bancos Alemanes.
De acuerdo con la investigación, como inversiones de capital en Alemania siguen predominando la libreta de ahorros, el seguro de vida y la cuenta-vivienda: un 41 por ciento de los encuestados utiliza libreta de ahorro; un 33 por ciento apuesta por el seguro de vida y un 30 por ciento por la cuenta-vivienda. Les siguen los inmuebles (25 por ciento) y los depósitos a un día (23 por ciento).
Las formas tradicionales de ahorro siguen siendo las más vigentes a pesar de que apenas aportan beneficios. De hecho, con creciente inflación, los ahorristas incluso pierden dinero. Cada vez más bancos y cajas de ahorro piden dinero por custodiar los saldos en cuenta. Hasta ahora sólo lo hacían en el caso de clientes privados adinerados.
De acuerdo con el sondeo del Instituto Kantar TNS para la Asociación de Bancos Alemanes, aproximadamente un tercio de los ahorristas guarda al mes hasta 100 euros, un quinto de ellos consigue ahorrar hasta 200 euros y casi otro quinto logra conservar mensualmente hasta 500 euros, sobre todo para emergencias, compras mayores o planes de jubilación.
Sólo aproximadamente un cuarto de los inversores (el 23 por ciento) cuenta con acciones, fondos de inversión u otros títulos de valores.
En todos los grupos etarios, la «seguridad» fue el criterio más importante a la hora de elegir dónde invertir. Le siguieron -menos en los menores de 30- «disponibilidad» y «réditos». La «sustentabilidad» como criterio aún es mencionada pocas veces.
La disposición a correr un riesgo más elevado en una inversión y así aumentar los posibles réditos está «muy poco extendida», según el sondeo. Más de ocho de cada diez encuestados (el 82 por ciento) rechazaron esta idea.