Comenzamos el presente artículo lanzando la anterior pregunta y, sin más dilación, os aseguramos que la respuesta es afirmativa. Si bien hay que saber dónde recurrir, hoy en día es totalmente posible adquirir un sofá de máxima calidad sin necesidad de realizar un desembolso excesivo. Y cuando hablamos de máxima calidad nos referimos a materiales de primera categoría, a diseños actualizados a las últimas tendencias y al empleo de las mejores técnicas de fabricación. Dicho esto, muchos estaréis pensando que comprar un sofá con las características aludidas es mucho más caro que comprar uno de baja calidad. Pero si lo analizáis detenidamente, renunciar a la calidad en algo tan utilizado como un sofá puede acabar elevando la inversión total más de lo que pensáis en un principio.
Una buena inversión: calidad, durabilidad y servicios incluidos
Antes de nada, nos centraremos en las cualidades que todo buen sofá y que toda buena compañía dedicada al sector deben cumplir. Si hablamos de los materiales, las sensaciones que se producen en contacto con los sofás piel de primera calidad mundial son difícilmente comparables con el tacto de otros materiales.
Y pese a que existen buenos fabricantes de sofás piel por todo el planeta, el liderazgo en cuanto a excelencia en la materia prima, los acabados y el diseño lo ocupan sin duda los productores italianos. Nada extraño si tenemos en cuenta lo codiciados que son otro tipo de artículos de piel (zapatos, bolsos, sombreros, cinturones y muchos otros complementos y prendas), materia prima que tradicionalmente ha sido trabajada con maestría desde hace siglos en distintos territorios que forman hoy parte del país transalpino.
Los beneficios que aporta un sofá elaborado con la piel de más calidad del mercado van más allá de las indescriptibles sensaciones que producen al tacto, de su comodidad o de sus fantásticos diseños. Su gran durabilidad supone a la larga un cuantioso ahorro en la economía familiar, un factor positivo acentuado por algunas de las mejores marcas del sector, que llegan a ofrecer un servicio de mantenimiento gratuito a lo largo de toda la vida útil del producto. Con lo cual, esa longevidad se verá incluso aumentada y, lo más importante, sin tener ningún efecto negativo en nuestros bolsillos.
Dentro de esos servicios extra, las compañías más recomendables del sector incluyen también otras garantías a coste cero como la sustitución de mecanismos y densidades del sofá o la reparación de los tejidos ante cualquier accidente casero, incluso si se rompe la piel o la estructura. Pero no penséis que esto es todo: las marcas más destacadas ofrecen también la posibilidad de recomprarnos el sofá en cualquier momento de la vida útil del mismo. Además, al tratarse de empresas con presencia por todo el mundo y operar en cada localización geográfica a distintos precios, en ocasiones, aunque conlleve una pequeña espera su transporte, se presentan oportunidades de compra excelentes adquiriendo el producto fuera de nuestras fronteras. Incluso durante ese plazo de entrega, hay marcas que prestan un sofá de sustitución hasta la recepción del nuevo. Y en caso de futuras mudanzas o reformas, se ocupan de trasladar o guardarnos el sofá durante el tiempo necesario.
Si habéis ido echando cuentas, habréis podido comprobar que comprar uno de los mejores sofás piel del mundo acaba siendo a largo plazo una inversión más rentable que optar por productos de dudosa calidad. No sólo por las cualidades del sofá y los servicios gratuitos incluidos, sino porque durante los veinte años de durabilidad que garantizan como mínimo, además de mantenerlo como nuevo, nos estaremos ahorrando todos los arreglos y reparaciones que enseguida se hacen necesarios en los sofás de baja categoría. Eso sin contar que durante ese tiempo es más que probable que tengamos que cambiar unas cuantas veces si nos lanzamos a lo barato, algo que, como recuerda el refrán, al final sale caro.
¿Pero cuánto cuestan los mejores sofás piel?
Llegamos a la parte más gráfica: los números. Si aún creéis que comprar uno de los mejores sofás de piel es algo inalcanzable, os recomendamos que sigáis leyendo y comprobéis por vosotros mismos que no es así. Con las cifras por delante, el precio de un sofá de piel de primera con tres plazas oscila en torno a los 1.200 euros, el de los chaise longue en torno a los 1.800 y el de las rinconeras y parejas de 5 plazas en torno a los 2.400. Importes más que competitivos si se comparan con otras alternativas de menor calidad y prestaciones, en algunas ocasiones con precios incluso superiores.
Cualquier marca de sofás destacada ofrece además la posibilidad de aplazar los pagos incluso hasta 3 años sin ningún interés ni comisión a cambio. Una alternativa ideal para no interferir en nuestra liquidez y poder pagarlo mes a mes sin enterarnos. Como véis, no siempre la calidad es sinónimo de caro, sino que a veces tiene más que ver con escoger la opción correcta.