Dos factores influyen decisivamente en la salud humana: las características hereditarias y el estilo de vida. Nada podemos hacer por nuestra herencia genética, sin embargo, podemos hacer mucho por nuestra salud escogiendo nuestro estilo y hábitos de vida. Podemos disminuir el riesgo de enfermedad o influir en el curso de una enfermedad que ya padezcamos. Por otra parte, todos deseamos envejecer lentamente y con calidad de vida.
Es aquí donde entran en juego la dieta y la nutrición con sus calorías, vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos esenciales. La dieta guarda más relación con las enfermedades y con el proceso de envejecimiento de lo que se creía en el pasado.
Entonces parece obvio que la nutrición es una medida auxiliar perfecta para cualquier tratamiento médico. Siempre será más fácil curar a una persona con un sistema inmunitario sano y bien nutrido que a un organismo enfermo y con desequilibrios nutricionales. Así pues, se trata de mejorar la salud mediante una alimentación más adecuada de cada célula del organismo. Para ello deberemos identificar la ingestión más adecuada de vitamina y minerales orientada a alcanzar el mejor estado de salud.
Equilibrio
Una forma de asegurarnos de que incorporamos la cantidad adecuada de nutrientes, es tomar suplementos nutricionales junto con las comidas, aunque estas nos parezcan equilibradas. Esto no es simplemente una recomendación para tomar grandes cantidades de suplementos: es el consejo de incorporar la cantidad adecuada.
Incluso las personas con una salud aparentemente buena pueden beneficiarse de esta optimización de los nutrientes.
El tabaquismo, el estrés, beber en exceso, la falta de sueño, la inactividad e incluso la ingesta excesiva de algunos nutrientes, como las grasas, ejercen demasiada presión sobre el organismo. Sin embargo, si nuestro sistema regulador dispone de un suministro adecuado de los principales nutrientes, la química normal de nuestro organismo puede soportar mejor este mal trato.
Factores nutricionales para mantener una buena salud
Las vitaminas tienen muchas funciones en el organismo. Algunas vitaminas realizan reacciones químicas especificas en el organismo, como liberar la energía de los alimentos o descomponer las moléculas de grasa. Otras vitaminas protegen a las células frente a las lesiones que causan enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardíacas, además de ayudar a desintoxicar de los contaminantes.
Los minerales no son sólo componentes de la estructura de nuestros huesos y tejidos, también forman parte de las enzimas que regulan la química del organismo. La vitamina B, que contribuye a conformar la estructura de tantas enzimas; no es tan eficaz sin el magnesio o cinc, que también son necesarios para muchas de las mismas enzimas. Los minerales son necesarios para que el corazón lata, los glóbulos rojos transporten el oxígeno y las enzimas protejan a los tejidos y desintoxiquen de contaminantes.
Los aminoácidos son la base de las proteínas. Nuestras necesidades diarias de proteína son realmente de aminoácidos, que se clasifican en “esenciales” o “no esenciales”. Los aminoácidos esenciales (histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina) no pueden ser fabricados por el organismo y deben ser aportadas en la dieta o en caso contrario pueden producir trastornos en la salud. Los aminoácidos no esenciales son muy importantes para la salud pero pueden ser sintetizados en el organismo por los aminoácidos esenciales. Ambos aminoácidos, esenciales y no esenciales intervienen en la formación de hormonas, enzimas, neurotransmisores (mensajeros químicos) anticuerpos y transportadores de nutrientes.
Los ácidos grasos como el gamma-linoleico (GLA) y el eicosapentanoico (EPA), también denominados ácidos grasos esenciales, son sustancias naturales que se encuentran en los aceites vegetales y de pescado. Pueden asociarse a las vitaminas y minerales en la prevención y tratamiento de las enfermedades, así como del envejecimiento. Por ejemplo, favorecen la disminución de los altos niveles sanguíneos de colesterol y el riesgo de formación de coágulos.
Los miembros del reino vegetal como las hierbas, los vegetales, las frutas, las legumbres, los frutos secos y las semillas contienen miles de productos químicos diferentes, muchos de ellos podrían clasificarse como fitonutrientes (por ejemplo: clorofila, genisteina, curcumina…). A pesar de no encontrarse dentro de la clasificación de nutrientes esenciales para los humanos, se han aislado y estudiado, comprobándose que tienen unas propiedades sorprendentes en la promoción de la salud y en la prevención y/o tratamiento de las enfermedades.
Al igual que los extractos herbarios clásicos serán muy útiles, combinados con los suplementos nutricionales habituales para alcanzar con éxito nuestra meta: la salud. En este sentido, cabe destacar las beneficiosas propiedades que ofrece el té verde y sus compuestos polifenólicos.
Tras esta explicación debemos entender que los nutrientes trabajan sinérgicamente. Esto significa que existe una acción cooperativa entre ellos, trabajan como catalizadores, promoviendo la absorción y la asimilación de otras vitaminas y minerales. La corrección de la deficiencia de un nutriente requiere la adicción de otros, no tan sólo la reposición del que esté en carencia. Esto es por lo que tomar un nutriente de forma individual puede ser inefectivo, o incluso peligroso, y porque siempre se aconseja tomar un preparado equilibrado de vitaminas y minerales junto a cualquier suplemento individual.