(dpa) – Hace no tanto que los pequeños pueblos en los alrededores de San José, en el sur de la Bay Area, eran lugares apenas conocidos. Nadie escuchaba hablar de Cupertino, Mountain View y Menlo Park. Tan solo se conocía Palo Alto, sede de la Universidad de élite de Stanford desde 1885.
Pero en la década de 1960 comenzó un desarrollo que continúa hasta hoy: las toscas máquinas de calcular se convirtieron en ordenadores personales para uso doméstico. «El éxito de Silicon Valley comenzó cuando los transistores de los semiconductores se hicieron cada vez más baratos», afirma Dave Cortesi, del Computer History Museum en Mountain View.
Dos factores aseguraron esto: en primer lugar, había en la zona yacimientos de silicio que se utilizaban para la producción. Por otro lado, había allí (y sigue habiendo) mucha mano de obra debido a las numerosas universidades de primera línea que se encuentran alrededor de la bahía de San Francisco.
«Probablemente no haya ningún otro lugar en Estados Unidos en el que haya tanto conocimiento concentrado», dice Cortesi. Y donde tanta gente esté dispuesta a aceptar nuevas ideas.
Pero quien crea que hay mucho para ver en Silicon Valley, probablemente esté algo equivocado. A menos que le interese observar la densidad de automóviles eléctricos Tesla, que en esta zona circulan por las autopistas en una cantidad infrecuente y distinta a cualquier otro lugar en Estados Unidos. Es probable que esto se deba a la buena infraestructura de recarga que hay allí, pero también al hecho de que Tesla tiene su sede en Fremont. Otra ciudad del Área de la Bahía que, de otro modo, casi nadie conocería.
Más allá de esto, los visitantes de Silicon Valley ven sobre todo una cosa: logotipos de empresas y ciudades con oficinas. Algunas están aisladas del mundo exterior, como el famoso edificio de la sede central del fabricante del iPhone, Apple, en Cupertino, que costó miles de millones de dólares y parece un ovni.
Los fans de Apple pueden abastecerse allí con sus productos favoritos. Cerca del gran edificio redondo e inaccesible se encuentra el Apple Park Visitor Center, que es sobre todo un Apple Store. No solo vende teléfonos, tabletas y algunos accesorios, sino también también algunos accesorios de Apple que no se consiguen en ningún otro sitio, como camisetas y diversos artículos pequeños.
En Menlo Park ya no es posible sacarse la selfie delante del pulgar levantado de «me gusta» de Facebook, que definió la imagen de la empresa durante mucho tiempo. Desde que la empresa cambió su nombre por Meta, adorna el cartel de la sede el nuevo logotipo, una especie de signo del infinito deformado.
Si se conduce en Mountain View hasta el campus de Google, es posible toparse con un lugar muy cuidado en el que se encuentran las famosas bicicletas de colores de Google, con carriles para bicicletas señalizados con marcas verdes que conectan los distintos edificios de la empresa. Y en la intersección de Charleston Road y Huff Avenue, con un par de figuras de los hombrecitos Android. Fuera de eso, nada más.
Mucho más interesante es el museo de historia de la informática ya mencionado, que está a solo un kilómetro y medio del campus de Google y al que se puede llegar a pie en quince minutos. Aquí, nerds y personas comunes y corrientes aprenden cómo se llegó a que hoy en día haya un chip en casi todos los dispositivos.
Es aconsejable esperar y participar en una visita guiada, ya que, a menudo, estas están a cargo de personas que antes trabajaban en el sector. Como Dave Cortesi, quien ganó su dinero en IBM.
La Winchester Mystery House explica por qué la zona al sur de San Francisco ya era un lugar muy popular para vivir desde antes de que la industria tecnológica echara raíces allí. Hacia finales del siglo XIX, la acaudalada viuda del fabricante de armas William Wirt Winchester llegó allí desde la costa este de Estados Unidos e hizo construir una mansión muy especial.
Al parecer, la viuda era un poco supersticiosa: había perdido a su marido y a su hijo y, en su dolor, recurrió a los adivinos. Estos le dijeron que la casa que quería construir no debía terminarse nunca. Así que, durante 38 años, los artesanos serraron, martillaron y construyeron la mansión como para que ningún fantasma fijara allí su residencia.
Esto dio lugar a curiosidades como escaleras que no llevan a ninguna parte, plantas por la mitad y más de 200 habitaciones. Y una atracción en San José que lleva décadas entusiasmando a los visitantes no tan aficionados al hardware y al software.
Información: Silicon Valley
Destino: Silicon Valley se extiende desde Belmont, al sur de San Francisco, hasta San José, en el extremo sur del Bay Area (Área de la Bahía de San Francisco).
Llegada: varios aeorpuertos cuentan con vuelos directos diarios a San Francisco.
Consejos: la agencia de turismo Visit California recopiló varios consejos para hacer excursiones por Silicon Valley en Internet: www.visitcalifornia.com/places-to-visit/silicon-valley/.
(Información: www.visitcalifornia.com)
Por Verena Wolff (dpa)