(dpa) – Un año más los amantes de la cerveza se reúnen en Múnich en la cita cumbre del año: la famosa «Oktoberfest», la mayor fiesta popular del mundo.
Beber con moderación no es el único truco para sobrevivir a este festival en el que los bávaros conmemoran el matrimonio del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo, celebrado en 1810.
A continuación siete claves indispensables para aprovechar de principio a fin una nueva edición, la número 184, de la Oktoberfest.
– «Mass»: Será una de las palabras más utilizadas durante las dos semanas que dure la fiesta de la cerveza. La «Mass» es la tradicional jarra de cerveza bávara de un litro. El año pasado en el Oktoberfest se consumieron 6,6 millones de «Mass».
– «O’zapft is»: «¡Ya está abierto!», es el grito de guerra de la Oktoberfest. Esta frase es la que pronuncia el alcalde de la ciudad al abrir el primer barril de cerveza, señal de que ha comenzado la fiesta.
– «Prost»: «Salud» o «Chin chin». En Alemania está «prohibido» beber un sorbo de cerveza sin brindar al grito de «Prost» y sin mirarse a los ojos. Probar la cerveza sin antes chocar la jarra con la del resto de ocupantes de la mesa se considera todo un sacrilegio.
– «Dirndl»: Es el traje regional que visten las mujeres durante el Oktoberfest. Incluye un corpiño muy ajustado que resalta el pecho femenino.
– «Lederhose»: Son los pantalones de cuero típicos de Baviera que llevan los hombres durante la Oktoberfest. Normalmente van acompañados de una camisa de cuadros.
– «Wiesn»: Es la pradera en la que se celebra la Oktoberfest. Tiene una superficie de 345.000 metros cuadrados. Entre las numerosas carpas que en ella se instalan destaca la llamada «Käferzelt», donde anualmente se dan cita los famosos de Alemania y donde son asiduos los jugadores del Bayern Múnich y sus esposas.
– Reservar: Condición sine qua non para no tener que esperar largas colas y disfrutar de la Oktoberfest de principio a fin. Reservar una mesa es gratis aunque en la mayoría de las carpas se exige la compra anticipada de bonos que posteriormente se pueden cambiar por consumiciones. En Internet hay quien llega a pedir entre 3.000 euros (3.565 dólares) y 6.000 euros por la reserva de una mesa para diez personas.