El teólogo y filósofo argentino, Sergio Fuster, ha publicado con la editorial Antigua lo que sería su primera novela en el mercado. El autor, que hasta ahora había estado inmerso en el territorio del ensayo, con obras como El Dios digital y el campo de la trascendencia o La religión en el mundo contemporáneo, entre otros, se ha entregado esta vez a la narrativa. La sacerdotisa continua el camino marcado por sus ensayos, de corte profundamente filosófico, y establece un punto de unión con el territorio de la ficción.
Dividida en diez capítulos y veintidós apartados que comienzan con una letra hebrea —clara alusión a la Cábala—, La sacerdotisa es en sí misma una declaración de intenciones dirigida a todo aquel lector atraído por los ‘caminos espirituales’ que recorren los entresijos del alma. Una historia que no se extrañaría de ser considerada novela iniciática.
En la obra de Sergio Fuster el personaje más profundo que encontrará el lector será el propio mensaje de la historia. Este tiene vida propia, y caben en su recepción muy diversas interpretaciones; siempre fluctuando entre lo bello y lo siniestro, lo sagrado y la oscuridad, la muerte y el sentido de la existencia.
«Le resonaban constantemente las palabras de advertencia del viejo loco acerca del peligro de indagar sobre el destino prohibido: ‘la muerte siempre está rondando'».
Salvador, Rodolfo y Marilyn son los soportes de una historia cargada de misterio que cuenta el narrador omnisciente de manera paralela para llegar a la conclusión final. Salvador es un cronista obsesionado con el suicidio de Rodolfo, y este se encuentra sumergido en un amor idílico con Marilyn, la cual se torna cada vez más enigmática y perversa conforme avanza su relación entre los dos.
«Los tres responden a la dialéctica de lo sobrenatural. Rodolfo, la neurosis obsesiva, el que busca la salvación, el adepto; Salvador, la psicosis latente, la víctima del holocausto; y Marilyn la perversión, la extraña conjunción del bien y del mal, la ejecutora y redentora final de un sacrificio, la maestra ascendida; todo al mismo tiempo».
La prosa de Sergio Fuster es la de propia de un filósofo acostumbrado al cuestionamiento constante del mundo que lo rodea. Una elección narrativa cuidada, minuciosa, directa y penetrante. El lenguaje es para este autor una herramienta viva.
Lo filosófico, lo místico, la mitología y lo terrenal se contraponen a lo largo de la historia y enriquecen cada uno de los capítulos de tal manera que la obra que ha escrito Sergio Fuster puede leerse desde varios puntos de vista: el religioso, el espiritual, el agnóstico y el racional.
«El tiempo es como una substancia que invade otro estado formal, y ese otro estado formal nunca llegó a ser. Como capas de pintura sobre una pared que oculta un color anterior que siempre será desconocido; porque esa pared nunca fue pintada».
La sacerdotisa es una novela contemporánea muy intrigante e inusual, con un final que lanza varios interrogantes al lector y que dejan en él una telaraña de pensamientos que fosilizarán en su fuero interno.