(dpa) – La jubilación es el momento en el que por fin hay tiempo para viajar, estar con la familia, o jugar al golf. Pero si para algunos el momento de retirarse parece no llegar nunca, otras personas todavía no quieren abandonar su vida laboral.
La psicóloga y asesora laboral Madeleine Leitner aegura que los trabajadores que se jubilan se enfrentan a bastantes años en los que deben buscar alguna ocupación. Muchos de ellos ni siquiera se imaginan el sentido de jubilarse a los 65 años.
Sus experiencias son respaldadas con cifras: un análisis realizado en 2018 por el Instituto alemán de Investigación sobre el Empleo (IAB) mostró que más de un 25 por ciento de los pensionistas alemanes tienen un empleo remunerado durante los tres primeros años después de su jubilación.
Estas personas disfrutan con su trabajo, quieren seguir en contacto con otras personas o desean mantenerse laboralmente activos. El estudio revela que las personas en edad de jubilación quieren seguir trabajando sobre todo por razones sociales o personales.
«Muchas personas no ven su vida sin su trabajo», explica Iris Seidenstricker, una coach que está en contacto con futuros jubilados. Según ella, si las dificultades financieras no son un problema, continuar trabajando tras la edad de jubilación es adecuado para quien disfruta de su trabajo y quiere seguir en él.
Utilizar los efectos positivos de continuar trabajando
Una marcha obligada del puesto de trabajo en cuanto se alcanza la edad reglamentaria puede llevar a la depresión, según Leitner, quien explica que mucha gente pierde las estructuras familiares, el contacto con los compañeros e incluso el poder adquisitivo.
Seguir trabajando mantiene en forma y proporciona la sensación de ser necesitado y de pertenencia. «Y, por supuesto, el estado mental», explica Seidenstricker. «El estado mental y la autoafirmación están entre los factores de salud más importantes, son enormes fuentes de energía», añade.
Planificar su futura vida profesional
Leitner aconseja que la edad de jubilación no debe ser considerada automáticamente como el momento de retirarse. En conversaciones con sus clientes, dice ver a menudo que la actividad profesional actual encaja bastante bien en su vida futura.
«Así que se trata de esculpir trabajos», dice la experta. Esto significa dar forma al trabajo para que se ajuste mejor a las preferencias e inclinaciones del individuo. Esto puede lograrse centrándose en tareas que le convengan, renunciando a otras actividades a las que no se adapten o asumiendo una nueva.
Convertirse en consultor de su antigua empresa
Tal vez la antigua compañía esté interesada en tener un consultor. «Muchas empresas ofrecen modelos de trabajo flexibles para los empleados de mayor edad o recurren a empleados jubilados como expertos senior para proyectos», explica Seidenstricker.
Y si hay intereses especiales, también existe la posibilidad de crear un negocio propio, algo que, por supuesto, no es fácil.
Durante la reestructuración de la empresa para la que trabajaba, Joachim Harms se despidió con un «apretón de manos», dice este hombre de 61 años, que entonces se dedicó a sus negocios.
«Al principio, me faltaba la identificación y la dirección que tenía en la compañía», dice Harms. «Mi categoría de experto desapareció de un día para otro», prosigue, para explicar que como experto en la aprobación de productos médicos fue capaz de garantizar su seguridad financiera.
«El otro proyecto era un deseo más sentimental, escribir poemas», explica, para asegurar que ahora se llama a sí mismo un poeta de negocios y escribe poemas para empresas y particulares.
Establecer con tiempo un camino para el cambio
A aquellos que, como Harms, tienen un interés especial les aconseja que se marquen un camino con tiempo suficiente antes de que llegue el momento de la jubilación, que construyan algo y que lo interioricen. «Es importante no hacerlo por libre», asegura.
Harms aconseja concentrarse en actividades en las que uno se valore a sí mismo y al mismo tiempo hacer algo positivo por los demás. «Jugar al golf es genial, pero ¿qué más hay?», añade, para asegurar que cualquiera que quiera viajar puede escribir cuentos cortos. Se puede convertir en una especie de vocación.
Por Amelie Breitenhuber (dpa)