Sindelfingen (Alemania), 4 mar (dpa) – El canciller alemán, Olaf Scholz, mantuvo hoy su negativa a la entrega de misiles de crucero Taurus a Ucrania a pesar de las críticas.
«Yo soy el canciller, y por eso es válida (la decisión)», dijo Scholz en una sesión de preguntas y respuestas en un centro de formación profesional en Sindelfingen, en el suroeste de Alemania.
Scholz describió la disputa interna sobre los Taurus como un «debate extraño sobre un sistema de armas específico». El canciller no hizo ningún comentario sobre la conversación interceptada de altos mandos de la Fuerza Aérea sobre los Taurus, pero tampoco fue preguntado al respecto en el debate.
Asimismo, reiteró el argumento que expresó por primera vez en una conferencia con jefes de redacción de los principales medios de comunicación alemanes organizada por dpa en Berlín el pasado lunes.
«No es aceptable entregar un sistema de armamento de largo alcance sin pensar en cómo puede ser controlado. Y si se quiere tener el control y solo es posible con la participación de soldados alemanes, eso está totalmente descartado». Y añadió: «He dejado esta declaración muy clara, yo soy el canciller y por eso es válida.»
Los misiles de crucero Taurus tienen un alcance de 500 kilómetros, por lo que pueden alcanzar objetivos en Moscú desde Ucrania. El rechazo del canciller al suministro de Taurus a Kiev es criticado por la coalición conservadora en la oposición CDU/CSU, pero también por sus socios gubernamentales, Los Verdes y el Partido Liberal (FDP).
En el mismo acto, Scholz se pronunció en contra de la extradición a Estados Unidos del fundador de Wikileaks, el australiano Julian Assange.
«Soy de la opinión de que sería bueno que los tribunales británicos le concedieran la protección necesaria, porque debe contar con ser perseguido en Estados Unidos en vista del hecho de que ha traicionado secretos de Estado estadounidenses», declaró.
El canciller argumentó que las posibilidades de que Assange sea castigado allí han aumentado «porque los representantes de Estados Unidos fueron incapaces de asegurar en la última vista que la posible sanción se acogiera a un marco justificable desde el punto de vista del Reino Unido».
Estados Unidos lleva años intentando conseguir la extradición de Assange desde Reino Unido, donde permanece detenido. Las opciones legales de Assange para luchar contra esto están ahora en gran medida agotadas.
La justicia estadounidense quiere juzgarlo por cargos de espionaje. Si es declarado culpable, se enfrenta a una pena de hasta 175 años de prisión.
El periodista, de 52 años, está acusado de robar material secreto de las operaciones militares estadounidenses en Irak y Afganistán junto con la denunciante Chelsea Manning, publicarlo y poner así en peligro la vida de informantes estadounidenses. Sus partidarios consideran a Assange un periodista que sacó a la luz crímenes de guerra.