Managua, 20 sep (dpa) – Las fiestas religiosas de Masaya, ciudad símbolo de las protestas contra el presidente Daniel Ortega, generaron nuevos roces entre Iglesia y Gobierno, tras anunciarse procesiones apócrifas de San Jerónimo y fiestas oficialistas que desafían el duelo por los fallecidos en las protestas.
Esta semana, por primera vez en décadas, en Masaya, vecina a la capital, imperó el silencio y no la fiesta con la que sus siempre alegres y bulliciosos habitantes inician tres meses de celebraciones en honor al «Doctor que cura sin medicina», como popularmente le llaman al santo patrono.
Este año no habrá pirotecnia, tampoco se escuchará el jolgorio de los «chicheros» o bandas filarmónicas, no habrá bailes folklóricos, ni disfraces ni verbenas y la imagen de San Miguel Arcángel se quedará en su parroquia, pues no saldrá en procesión junto con San Jerónimo.
Así lo decidieron desde agosto los sacerdotes, los miembros de la cofradía que organiza los tres meses de fiesta y los «peañeros» (cargadores) que trasladan a la imagen en sus recorridos.
A cinco meses de iniciada la más grave crisis política del país en las últimas décadas, que ha dejado 481 muertos según ONG de derechos humanos, se llamó a los devotos a «conmemorar» a San Jerónimo en «austeridad y recogimiento» en nombre de los manifestantes fallecidos, detenidos o desaparecidos en Masaya.
«Es innegable que nuestra ciudad está pasando momentos de dolor y debemos ser cercanos con los que sufren», agregó el texto emitido tres semanas después de que Masaya cayera en poder del Gobierno tras un feroz ataque de policías y paramilitares contra el rebelde barrio indígena de Monimbó, reducto de la resistencia cívica contra el presidente Daniel Ortega.
Al menos 35 fallecidos, decenas de encarcelados, secuestrados y desaparecidos, y un número indeterminado de ciudadanos en el exilio es el saldo trágico de esta ciudad, que con un comercio diezmado aún no vuelve a la normalidad.
Sin embargo, un oficialismo empeñado en confrontar a la Iglesia católica, a cuyos líderes ha acusado de «golpistas», anunció su propia fiesta y con «réplicas» de San Jerónimo se apresta a realizar por medio de la municipalidad sandinista las tres importantes procesiones oficialmente canceladas.
«Todo está listo para las fiestas en honor a San Jerónimo en Masaya, y el programa cultural incluye alboradas, festival gastronómico, bailes de negras, documental folclórico, desfiles de montados», anunció en la víspera el portal de noticias del Gobierno.
Para el sacerdote Edwin Román, párroco de la iglesia de San Miguel Arcángel, la intención oficialista de festejar es «una burla a Masaya», más aún cuando la ciudad continúa bajo el asedio de paramilitares afines al Gobierno.
«Estar bailando y estar gritando con tantos muertos que ha habido (…) es una bofetada que le están dando a los masayas», agrega el presbítero de 58 años, que en plena rebelión cívica abogó por los detenidos y abrió las puertas de su iglesia para auxiliar a los heridos.
Constantemente amenazado de muerte por paramilitares y más recientemente acosado e insultado por policías en plena homilía, el padre Edwin criticó en medios locales las intenciones festivas del Gobierno. «Cómo van estar bailando sobre la sangre de los muertos», se pregunta, «si estamos de luto en Nicaragua».
Por Johnny Cajina (dpa)