Sochi (Rusia), 24 jun (dpa) – Marco Reus paró la pelota para dejársela servida y Toni Kroos soltó el disparo que cambió la que podía haber sido su noche más negra con la selección alemana: el volante marcó con un tiro libre indirecto en el minuto 95 el gol que le devolvió la vida a la «Mannschaft» en el Mundial de Rusia.
Hasta que marcó el 2-1 definitivo, Kroos había tenido una noche aciaga en el Fisht Stadium de Sochi ante Suecia. Desacertado y errático durante todo el partido, el centrocampista del Real Madrid perdió la pelota por un mal pase en la jugada que condujo al gol sueco en el minuto 32′, y dejó con ello a la campeona del mundo al borde de la eliminación prematura.
Y mientras el equipo peleaba durante la siguiente hora, Kroos seguía desaparecido. Sin rumbo. Cada vez que perdía la pelota, los reporteros germanos se llevaban las manos a la cabeza en las tribunas del Fisht, la arena que parecía presagiar desde la tarde, con unos nubarrones oscuros, el naufragio definitivo en Rusia 2018 de la «Mannschaft».
La derrota los dejaba fuera y el empate, después de que Marco Reus pusiera las tablas en el 48′, los dejaba todavía a merced de México, que debía ganarle a Suecia en la última jornada para evitarle a Alemania su primera eliminación en primera ronda desde 1938.
Pero la tormenta no llegó y Kroos se despertó a segundos del final. Su tiro libre indirecto pateado tras un toque con Reus entró por el ángulo, inalcanzable para el arquero sueco Robin Olsen, y convirtió al rubio volante en el protagonista de la siguiente gesta teutona en su cita puntual con la épica en la historia de los Mundiales.
«Nos lo merecíamos por la forma como peleamos», dijo Kroos tras el pitido final, aún sobre el césped del Fisht. «Mucha gente se habría alegrado de que nos quedásemos fuera hoy, pero no se los vamos a poner tan fácil», agregó el flemático volante en unas declaraciones equivalentes en él a un estado cercano a la euforia.
«Claro que el primer gol es culpa mía. Pero uno tiene que tener luego los huevos de jugar el segundo tiempo como lo hicimos», agregó.
«Ahora tenemos que recuperarnos, ganarle a Corea del Sur y presentarnos de forma convincente», dijo de cara al último cruce gemano en el Grupo F.
«El gol de Toni: ¿qué puede uno decir?», celebró luego Reus, el otro protagonista de la memorable noche germana en Sochi. El mediapunta vivió sus horas más negras con la selección hace cuatro años, cuando una lesión en el último amistoso de la «Mannschaft» antes de Brasil 2014 lo privó de coronarse campeón en Río de Janeiro.
Su mala fortuna pareció marcarlo para siempre después de que tuviese que volver a dejar el equipo por otra lesión inoportuna antes de la Eurocopa de 2016. En Sochi, sin embargo, le llegó la revancha.
Reus sustituyó en el once titular de Joachim Löw a Mesut Özil, uno de los más criticados en la derrota por 1-0 ante México, y revolucionó el ataque germano ante Suecia. El primer gol fue su premio.
El héroe de la noche, sin embargo, fue Kroos. Pudo pasar a la historia señalado por la bochornosa eliminación germana en primera ronda, pero su pie derecho confirmó con un hermoso disparo en el último suspiro el viejo refrán mundialista: A Alemania nunca hay que darla por muerta.
Por Isaac Risco (dpa)