Kazán/Moscú, 27 jun (dpa) – En el Mundial de las sorpresas, Alemania protagonizó hoy la mayor y más inesperada de todas al quedarse estrepitosamente fuera de Rusia 2018 en la primera fase con una derrota por 2-0 ante Corea del Sur en Kazán.
Poco importó que el gol de Younggwon Kim (90+3′) y el de Heungmin Son (90+6′) llegaran en el tiempo de descuento y que el primero de ellos, además, lo hiciera con la connivencia del VAR. La desconocida e impotente Alemania ya estaba fuera antes de que los asiáticos aprovecharan su total desconcierto en los minutos finales para acabar de sentenciarla.
La ineficacia de los vigentes campeones del mundo, sumada al rotundo triunfo de Suecia ante México por 3-0, había obrado lo inaudito: la eliminación de Alemania por primera vez en la fase de grupos de un Mundial de fútbol. En 1938 también quedó fuera a las primeras de cambio, pero en aquel entonces el torneo arrancaba directamente en octavos.
La potencia europea siguió así la suerte de España en 2014, de Italia en 2010 y de Francia en 2002, las campeonas reinantes que no lograron superar la fase de grupos en su siguiente Mundial.
Con pólvora mojada en este campeonato e incapaces de aprovechar las diversas ocasiones que tuvieron hoy, los dirigidos por Joachim Löw sumaron en el Arena de Kazán su segunda derrota, después de perder por 1-0 ante México en su estreno en el torneo y de ganar a Suecia 2-1 con un tanto en el tiempo de descuento.
Los suecos, compungidos en la segunda fecha, festejaron hoy y pasaron como primeros de grupo junto con México. Alemania, impotente, se despidió junto a Corea del Sur, que sin embargo celebró tras lograr una de las victorias más impactantes de la historia de los Mundiales.
«Estoy increíblemente decepcionado por esta eliminación, es una gran decepción», afirmó un serio Löw en rueda de prensa. «Pero tenemos que asumir la derrota, no merecimos pasar a octavos. No conseguimos estar a la altura que acostumbramos y tenemos que aceptar la derrota», continuó el seleccionador germano sin ambages.
«Y fuimos eliminados no porque no quisimos o no intentamos ganar, sino porque nunca tuvimos la oportunidad de adelantarnos en el marcador, porque no aprovechamos nuestras oportunidades, así que merecimos ser eliminados», agregó.
Antes, en declaraciones a la televisión, el entrenador había dejado en el aire su continuidad en Alemania, selección que conduce desde 2006 y en la que tiene contrato hasta 2022.
«Necesitamos todavía algunas horas para verlo claro», dijo sobre su futuro a la televisión pública alemana ZDF. «Hay una enorme decepción, un silencio sepulcral. Nadie está en condiciones de decir algo ahora, pero tenemos que aceptarlo», señaló.
En la Federación Alemana (DFB), sin embargo, dieron un rápido respaldo al entrenador. «No voy a especular con eso. Ya hemos dicho antes del Mundial que confiamos en él hasta 2022. Mi opinión sigue siendo la misma», dijo el presidente de la DFB, Reinhard Grindel.
Los jugadores alemanes, tras el encuentro, no tenían palabras para explicar lo sucedido. «Creo que el último buen partido que jugamos fue en otoño (boreal) de 2017, ya hace mucho tiempo», remarcó Mats Hummels. «Hoy perdimos nuestra estructura de juego. Es muy difícil explicar en palabras lo que ha pasado», indicó el zaguero.
Sami Khedira, otro de los referentes del plantel, pidió a los históricos asumir la responsabilidad. «Este es uno de los momentos más difíciles de la Mannschaft y para mí también en lo personal», señaló. «Habíamos dicho que los campeones mundiales debíamos llevar el peso del equipo. Pero cuando se sufre una eliminación tan amarga, hay que asumir la responsabilidad. Y soy el primero en hacerlo».
Más allá de que Alemania llevaba algunos meses sin jugar a su mejor nivel, la caída no deja de sorprender en un torneo en el que las potencias sufren un susto tras otro. Es que el equipo germano llegó al Mundial tras haber ganado sus diez partidos de la clasificación europea y como ganadora de la Copa Confederaciones del año pasado en Rusia.
Además, los números de Löw en la selección alemana habían sido siempre tremendamente fiables: en dos Mundiales y tres Eurocopas, llegó siempre por lo menos a las semifinales.
Y Alemania, en general, siempre tuvo números aplastantes en los Mundiales: alcanzó 13 semifinales en los 18 Mundiales que disputó antes de Rusia y en la Eurocopa llegó nueve veces a esa ronda en 12 ediciones.
Todas esas cifras quedaron enterradas en un partido en el que los surcoreanos presentaron más batalla de la que habían sugerido en la previa, cuando redujeron sus posibilidades de imponerse a «un uno por ciento».
Sin nada que perder, los dirigidos por Taeyong Shin mostraron una imagen combativa, se conjuraron en corro antes del inicio de cada parcial y, conscientes de su inferioridad técnica, emplearon sus mejores armas.
«Al final, todo salió como planeamos», dijo el entrenador surcoreano. «Nos fijamos en sus estrategias, nos adaptamos a ellas, les dije a mis hombres que tendríamos nuestras oportunidades, especialmente porque ellos estaban más necesitados, y así fue».
Con una presión alta en algunas fases y continuas faltas por momentos, los asiáticos cortaron el ritmo germano e impidieron que el dominio de la posesión de los de Löw rindiera sus frutos.
Tras varias ocasiones falladas, los nervios se apoderaron de la campeona del mundo y de sus seguidores. Y peor aún cuando a la ineficacia propia se le sumaron, desde Ekaterimburgo, los goles de Suecia ante México.
El desconcierto alemán lo aprovechó Corea del Sur a la contra, en un partido ya decididamente abierto. Descompuesta y sin su habitual temple para voltear los duelos, la vigente campeona, dijo mansamente adiós.
Por Noelia Román y Tomás Rudich (dpa)