Berlín, 17 dic (dpa) – ¿Tienen futuro canciones como «Noche de Paz» y «O du fröhlige»? ¿O el Adviento cristiano y los villancicos navideños están perdiendo su significado en Alemania a medida que cada vez más personas abandonan la Iglesia o nunca han pertenecido a ella?
Los estudios culturales y la teología ofrecen respuestas sorprendentes, y es que a diferencia de otras manifestaciones religiosas, los villancicos están experimentando actualmente un renacimiento. Entre las posibles razones están las guerras, las crisis, el sentimentalismo y una especie de anhelo de espiritualidad.
«Hace 20 años realizamos encuestas en mercadillos navideños, justo al lado de la iglesia», explica Gunther Hirschfelder, profesor de la Universidad de Regensburg. «Cuando preguntábamos a la gente qué papel desempeñaba el nacimiento de Cristo en sus vidas, pensaban que era una broma», comenta.
Como investigador, Hirschfelder observa sin embargo una situación casi paradójica en la actualidad: por un lado, un alejamiento permanente de los significados, confesiones y símbolos cristianos de la vida cotidiana, a veces unido a un odio casi fanático hacia la Iglesia.
Pero, por otra parte, un profundo anhelo de lo espiritual. En esta situación mixta encajan perfectamente los villancicos, como una especie de estrategia frente al abandono total de la religión.
«En la vida cotidiana, apenas nos atrevemos a ser sentimentales. Hablar de fe y de Dios está bastante fuera de lugar. Tampoco lo publicaríamos en redes sociales», dice Hirschfelder. ¿Pero los villancicos? No hay problema con ellos.
No solo se escuchan en los mercadillos navideños: según una encuesta de 2021, una de cada cuatro personas los canta en casa. También es muy popular cantar villancicos todos juntos en los estadios de fútbol o delante de los ayuntamientos.
«Aquí podemos entonar lo que anhelamos», dice Hirschfelder. «Esta tendencia ‘revival’ está sorprendentemente abierta a las canciones cristianas. No es solo cosa del árbol de Navidad. También tiene algo de espiritual».
El triunfo de Lutero con los villancicos
El teólogo católico y estudioso de la liturgia Ansgar Franz, de la Universidad de Mainz, explica los orígenes de los villancicos y sus cambiantes significados. Estas canciones ya existían en la Antigüedad tardía, explica Franz, y se cantaban en alemán.
«Todo apunta a que la distancia entre la lengua litúrgica, el latín, y la vernácula era tan grande, que se necesitaba un puente», dice, a diferencia de Italia, Francia o España, países con lenguas romances más cercanas al latín.
Martín Lutero recogió la alegría de los cantos en alemán en los servicios religiosos durante la Reforma. Escribió por ejemplo «Vom Himmel hoch», un villancico basado en una conocida melodía popular.
«La Reforma cantó su victoria», resume Franz. «La Iglesia católica quedó completamente sorprendida por el éxito de este movimiento, incluso a través de sus canciones».
Gracias a la recién inventada imprenta, el avance triunfal se tradujo en los primeros libros de himnos, que desencadenaron una oleada de alfabetización en los hogares protestantes, añade. Al fin y al cabo, era de buena educación saber leerlos.
Espíritu del siglo XIX
El tradicional espíritu navideño alemán actual, con su árbol de Navidad, sus villancicos y sus regalos, es muy joven en comparación.
La historiadora y musicóloga Juliane Brauer lo describe en un ensayo como típico del Imperio Alemán a partir de 1871, con canciones como «Noche de paz» y «O du fröhliche», que se remontan a la primera mitad del siglo XIX, cuando la celebración, originariamente solo eclesiástica, se extiende a la sala de estar de la clase media, de estilo «Biedermeier», y los hijos se convierten en el centro de la felicidad familiar. Los villancicos de aquella época eran en su mayoría alegres o dulces.
Es posible que el poder de la melodía sea hoy más fuerte que el de la letra. «Son acordes y estribillos con un efecto positivo. Una buena canción navideña puede hacer lo mismo que Abba y los Beatles», afirma el científico Hirschfelder.
Las canciones cristianas forman parte de la cultura pop alemana desde hace mucho tiempo, cantadas por estrellas como Nena o Helene Fischer. También son una exportación alemana. «Noche de Paz» existe hoy en unos 300 idiomas y dialectos.
Para el investigador Hirschfelder, sin embargo, ya se ha pasado el bache de la desacralización. «Cuantos más mundos en los que crecimos se pierden, más tiramos de las anclas de la tradición», afirma. Y los villancicos son una piedra «en la que puede aferrarse cualquier ancla».
Por Ulrike von Leszczynski (dpa)