Madrid, 23 ago (dpa) – ¿Reguetón o trap latino? A veces resulta difícil distinguir si una canción pertenece a uno de estos dos géneros que, pese a tener orígenes y base musical distinta, comparten temas, referencias estéticas, artistas y estilo de baile. Además, los dos se gestaron en la calle.
Muchos de los principales artistas de reguetón, como Maluma o J Balvin, también hacen trap y a la inversa, por lo que surgieron muchas confusiones al respecto. Hay medios que ofrecen guías para distinguir entre ambos, ofreciendo pistas o pinceladas que puedan orientar al oyente.
Algo nada fácil si se tiene en cuenta que el trap se define más por la temática y por algunos efectos musicales, como el uso del «autotune», que por su base musical, pues carece de una definición musical estricta.
El reguetón sí puede definirse con más precisión como una mezcla de reggae jamaicano con rap, con un ritmo base conocido como «denbow». También a la hora de bailarlo hay diferencias: el reguetón es más rítmico y bailable, mientras el trap se centra más en la letra.
«Si te suena latino, reguetón; si te suena moderno, trap», dice una de las pistas que ofrece la revista «GQ» para diferenciarlos, algo que se explica por el origen de los dos géneros.
El reguetón nació en la década de los 90 en el Caribe, mientras que el trap es un subgénero del rap originado el sur de Estados Unidos también en los 90, pero no se mezcló con la música latina hasta finales de la década pasada. Es por ello más nuevo que el reguetón.
«Si te excita, reguetón, si te dan ganas de comprar, trap», dice otra curiosa indicación que orienta sobre los temas que tratan ambos géneros. «Quizá el reguetón tiene un componente más sexual. En el trap se habla de sexo pero no se recrea tanto, sólo como una manera de decir que se ha alcanzado el éxito. El éxito y el dinero son las prioridades del trap», señala el periodista musical español Guillermo Arenas.
«El reguetón va más de placer, de disfrute» del cuerpo, cree también el experto Víctor Lenore. Mientras el trap es más de presumir lo que tienes y reírte de los que no lo tienen», señala. «También se trata de crear shock en el lector con mensajes más exagerados, más provocadores».
Para Lenore, el trap es por su temática el género del «turbocapitalismo» que trata sólo de «temas hedonistas, droga, sexo salvaje, putas y armas» y cuyo mensaje es tener el triple de lo necesario y vivir todo el tiempo al límite.
Su origen está en ambientes deprimidos, violentos y marcados por la droga, de ahí que adquiera el nombre del lugar donde se vende la droga en el sur de Estados Unidos, conocido popularmente como «trap».
Además, hace que los artistas que lograron el éxito quieran exhibirlo y mostrar que han salido de ahí. De ahí también sus estéticas estridentes con ropa y calzado de marca, mucho oro en joyas o incluso en fundas dentales o automóviles de lujo.
Precisamente por esa ostentación de lo material y de las posesiones, las marcas se han volcado a patrocinar este nuevo género cuando, en cambio, costó mucho que empezaran a patrocinar a artistas de reguetón latinos, apunta Lenore. «El sistema pone dentro del escaparate a los artistas que sintonizan con sus valores», explica.
Pero el límite es muy fino en dos géneros en plena evolución que van incorporando elementos el uno del otro. «Son permeables y conviven en el tiempo y es muy difícil saber dónde está el límite», coincide Arenas.
Un ejemplo de la confusión: «Cuatro babys», de Maluma, se convirtió en un polémico tema que sirvió para lanzar devastadores críticas contra el reguetón. Pero es un trap.