Jaime Molina siente una desmesurada pasión por la literatura desde su adolescencia, por lo que hoy en día está extraordinariamente asentada en su vida. Así, la experiencia no ha podido sino ayudarle a perfilar sus textos y la forma de abordar el mundo en ellos. Refutación del efecto Doppler es la última publicación de este prolífico autor, la cual recoje un conjunto de relatos y una pequeña novela titulada El pianista acompañante que dan como resultado una lectura tan impactante como estimulante.
Y es que ninguno de los relatos de este libro puede dejar indiferente a nadie. Si hay algo entre las páginas que llame la atención sobre todas las cosas es la forma en que el autor consigue crear historias de lo más variopintas y surrealistas paradejar al público descolocado y ávido de reencontrarse, quizás, en el próximo escrito. Un estilo fresco y pícaro salpicado por extravagantes pero deliciosos quiebros de la trama será la clave para iniciar esta serpenteante lectura.
Esto viene propiciado por lo que, en palabras del autor, es lo que debe caracterizar a un cuento. Por eso, todos los que conforman esta publicación se han construido sobre una narrativa ágil y excepcional; tanto los reveses de las historias como la respuesta de los personajes a los mismos han sido perfectamente tratados con el objetivo de dejar al lector sin aliento.
“El escritor de cuentos puede hacer más partícipe al lector”, comenta Molina, “una especie de cómplice activo, pues el cuento a menudo exige una intervención activa del lector en la historia y es él quien debe resolver todos los cabos sueltos que el escritor haya ido dejando”. Por este motivo, las sorpresas que acechan tras “Manuscrito en un cajón” (donde se narra cómo un hombre enfermo de cáncer le cuenta a su hijo la historia de un manuscrito que encontró y que atribuye a Kafka) o “La línea del horizonte” (el cual trata de una niña con una habilidad muy particular e inquietante), por ejemplo, no son para nada gratuitas, sino que responden a esa cualidad intrínseca del género donde la forma en que se cuenta la historia busca conmover al lector de una forma en particular.
Además, este pronto se percatará de que está ante la obra de un voraz lector de relato cortoy que los entresijos del género no resultan un misterio para él. Molina es seguidor de la obra de Cortázar, Borges, Onetti, James Salter, Ana María Matute y Guy de Maupassant, entre muchos otros. No solo recomienda encarecidamente su lectura, sino que también los tiene presentes en sus escritos; es posible que ese sea el motivo por el que conoce tan bien cómo arrojarse sobre las historias que quiere contar y salga airoso al poner el punto y final en cada una de ellas.
Así, con Refutación del efecto Doppler, Jaime Molina pone su granito de arena para aupar con gran ímpetu un género que cada vez llama más la atención de lectores y editoriales. Es una merecida lectura para adentrarse en nuevos territorios literarios y dejarse llevar por una prosa tenaz.