(dpa) – Con sus extensas praderas, bahías de ensueño y pueblitos pintorescos, el Camino de Santiago es una de las rutas de senderismo predilectas en Europa, tanto para los profesionales como para los aficionados del trekking.
Sin embargo, no cualquiera está en condiciones de «hacer el Camino». Quién decida ponerse en marcha debe saber que cada una de las rutas jacobeas tiene entre 240 a 1.000 kilómetros.
«Según el tiempo, el estado físico y posibles enfermedades, las etapas pueden ser un gran desafío para los peregrinos», señala Thomas Butz, jefe de la clínica cardiológica Ameos en St. Clemens en la localidad Oberhausen, en el oeste de Alemania.
Ir a lo seguro, sobre todo, con enfermedades preexistentes
Aunque la persona crea estar en condiciones de afrontar el Camino de Santiago, debería igualmente consultar a un médico y controlar los valores de la sangre antes de partir.
Dependiendo de la edad y de las enfermedades previas, también es aconsejable someterse a un examen cardiológico, que incluya un electrocardiograma, un ecocardiograma de esfuerzo o una ecografía del corazón. Este consejo vale sobre todo para pacientes coronarios.
Asimismo, aquellas personas que sufren enfermedades crónicas como diabetes o problemas ortopédicos deberían evaluar si es conveniente emprender esta peregrinación.
La preparación es esencial
Quien esté en buenas condiciones físicas ya ha sorteado el primer obstáculo. Si toma remedios, deberá llevar una cantidad suficiente para todo el viaje y prever un plan de medicación por si estos se pierden.
Cuanto antes se comience con los preparativos, mejor. Sobre todo, decidir de antemano qué rutas del Camino de Santiago se quieren emprender.
Según Butz, antes de iniciar la marcha, es conveniente entrenar la distancia de una etapa diaria, por ejemplo, con una caminata de 20 kilómetros. Asimismo recomienda haber utilizado varias veces antes el calzado que se dispondrá para la marcha.
En el morral tampoco deberían faltar algunos accesorios imprescindibles: vestimenta adecuada para hacer senderismo y trekking, abundante agua potable, protector solar, adhesivos para las ampollas, analgésicos, remedios para la diarrea y las náuseas, una linterna, bastones de senderismo y un teléfono móvil.
Otra recomendación: marchar en grupo o al menos con otra persona para poder ayudarse mutuamente en caso de emergencia.