Kallstadt (Alemania), 9 nov (dpa) – Existen determinadas situaciones que incluso llegan a sulfurar a los habitantes de la tranquila región alemana de Renania Palatinado.
«Lo que pasó en los últimos seis meses en Kallstadt, apesta», despotrica Hans-Joachim Bender.
Desde que este apacible lugar por el que discurre la ruta del vino alemán está en el ojo del huracán por ser el pueblo originario de los abuelos de Donald Trump, este viticultor retirado de 74 años debe contestar casi todas las semanas las mismas preguntas de los periodistas.
¿Qué opina usted del hombre que aspira al puesto de mayor poder en el mundo? ¿Qué cualidades unen al millonario y a los habitantes de Kallstadt? Bender, que es un pariente lejano de Trump, ya no soporta escuchar esta pregunta de nuevo. Incluso el diario «Wall Street Journal» se acercó a la localidad.
«Eso fue lo máximo», asegura también Bernd Karst, propietario de un restaurante tradicional en Kallstadt. Con gran serenidad explica que fue muy divertido, al tiempo que reconoce que, al igual que muchos de sus vecinos, intenta responder una y otra vez las mismas preguntas sin caer en el hastío.
Y en medio de esta gran vorágine, reconoce que también se puede sacar algo positivo: «Salimos en la prensa internacional, esto ya es impagable porque trae visitantes a Kallstadt».
La directora de cine Simone Wendel se refiere a esta relación de los oriundos con los numerosos medios de comunicación que aterrizan en la localidad como una «serenidad jovial». «Tengo la esperanza de que los vecinos de Kallstadt lo asimilen bien», señala.
Wendel también es originaria de esta población y hace dos años rodó un gracioso documental sobre Kallstad y sus descendientes más célebres. Junto a Trump, en la cinta aparecían también los fundadores del ketchup Heinz.
La película, titulada «Kings of Kallstadt» (Reyes de Kallstadt), se presentó en festivales cinematográficos de Estados Unidos. Para rodarla, su autora incluso entrevistó a Donald Trump en Nueva York.
Wendel es seguramente la única vecina de Kallstadt que ha conocido personalmente al multimillonario empresario y futuro presidente de Estados Unidos. «Él no sabía mucho sobre el lugar de origen de sus abuelos pero mostró interés», dijo la directora.
Los oriundos de esta localidad del oeste de Alemania no tienen una opinión muy formada sobre el político republicano. «Está tan lejos y no tiene nada que ver con nosotros», indica Sara Bühler, hija de un viticultor.
«Cada vez nos preguntan más qué compartimos, qué tenemos en común con Trump, pero eso no lo sabe nadie», indica.
Los abuelos de Trump intentaron regresar a Kallstadt a principios del siglo XX pero, debido a que habían emigrado de forma ilegal, el estado de Baviera les negó el retorno.
A menudo, entre los ciudadanos de Kallstadt, se puede percibir una opinión negativa sobre el polémico político estadounidense. «Yo no lo hubiese votado», reconoce el jubilado Gerd Schramm. Su mujer Veronika, que regenta una pensión en la localidad añade que mucha gente no acaba de entender cómo Trump ha conseguido llegar tan lejos.
Ella señala que no está especialmente orgullosa de que la familia de Trump tenga sus raíces en Kallstadt. «Aquí somos abiertos, tolerantes, en este sentido él no encaja», recalca.
Por Simon Ribnitzky