Faltando tan solo 2 meses para la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, y aun cuando todo está preparado en Tokio, los ciudadanos del país creen que pausar el magno evento, es lo más conveniente.
Este país apuesta, a que este evento deportivo sea una manera de lograr la recuperación económica. Pero en un país donde solo el 2% de la población esta vacunada contra el Covid-19 y con altos índices de contagio, el Comité Olímpico Internacional estudia la suspensión.
Cancelación en puerta
En la actualidad Japón no está en capacidad de garantizar la seguridad sanitaria, de ningún atleta que participe en los Juegos Olímpicos. Es por ello que puede rescindir el contrato, sin que esto le produzca ninguna sanción de parte del COI.
El éxito de este evento en tierras niponas no está asegurado y los ciudadanos de ese país han desarrollado un sentimiento antiolímpico por lo que es innegable que, en los próximos días se tome una decisión y se cancelen de manera definitiva los juegos.
El gran temor que sienten los japoneses y que comparten algunos miembros del Comité Olímpico de Tokio, es que el país no está preparado para manejar otro pico de casos de Covid-19.
Es decir, si se disparan las tasas de contagio, el personal sanitario se verá rebasado por la emergencia, lo que pone en riesgo la vida no solo de los japoneses sino también de los atletas visitantes.
Algunos especialistas consideran que llevar a cabo estos juegos, es una decisión peligrosamente errónea por lo que fieles a su tradición, los gobernantes de Japón cederán ante la presión popular.
El plan B no funciono
El Comité Olímpico Internacional había establecido como una medida alterna para celebrar los juegos, que no se permitirían espectadores extranjeros y que se extremarían las medidas sanitarias.
Sin embargo, la aparición de nuevas cepas, la lentitud en el programa de vacunación y el colapso de hospitales y centros de salud, ha demostrado que esta tampoco es la solución y que sencillamente deben suspenderse o cancelarse los juegos.
Algunos críticos del gobierno japonés han expresado que, si realmente hubiesen querido realizar las olimpiadas, debieron haber establecido un mejor programa de vacunación,así como imponer reglas sanitarias más estrictas. Pero tomaron una actitud distendida y las consecuencias saltan a la vista.
Quien asume las pérdidas de la cancelación de los juegos
Existe una cláusula en el contrato que se firmó entre Tokio y el Comité Olímpico Internacional, que indica que la capital japonesa puede rescindir el contrato, si en algún momento consideran que, por causas no atribuibles a ellos la seguridad de los participantes se ve amenazada.
La gran mayoría de las pérdidas económicas recaerían directamente en el COI, que debió haber contratado un seguro para los juegos y que se supone deben cubrir los 3 mil millones de dólares, que se generarían por concepto de perdidas si se cancelan los juegos.
Sin embargo, no se ha tomado en consideración lo que dejara de percibirse por concepto de derecho de transmisión,así como el patrocinio de las grandes trasnacionales, quienes ven en las olimpiadas una vitrina para exponer sus productos y para ello pagan cientos de millones de dólares.
Otra pérdida que se generara, será por concepto de entradas, lo que representa un aporte importante para las cuentas del COI y debe considerarse que muchas personas, habrían comprado entradas de manera adelantada para los distintos eventos deportivos por lo que será necesario devolver el importe de las mismas, causando un mayor daño a las finanzas del organismo deportivo.
Aunque el COI es ciertamente una organización que cuenta con una gran cantidad de dinero, una parte considerable de este proviene de las ganancias que generan los Juegos Olímpicos,Estamos hablando que tendrá que mantenerse durante los próximos 3 años, sin el dinero perdido en sus arcas.
Los atletas son quienes más pierden
La preparación que tienen los atletas para asistir a los Juegos Olímpicos, genera un gran gasto no solo desde el punto de vista económico, sino también físico y mental.
La gran mayoría de quienes iban a participar en este evento, lo harían como una forma de finalizar sus exitosas carreras. Pero con unas olimpiadas canceladas, no solo se pierde todo el entrenamiento, sino también el llamado ciclo olímpico que consiste en la participación de eventos nacionales, regionales e internacionales para obtener un lugar en la máxima cita deportiva.
Hay países donde los deportistas no han sido vacunados todavía por lo que para poder asistir a Tokio 2020,deberán ser puestos en los llamados grupos especiales para que sus naciones puedan aplicar las dosis respectivas.
Este favoritismo para proteger a los atletas por sobre los llamados grupos de alto riesgo,podría generar un rechazo en la sociedad ya que si bien es cierto el mundo no se encuentra en una guerra armada, el Covid-19 ha obligado a todos los países del planeta, a librar una batalla conjunta para erradicarlo.
Pérdidas del Comité Olímpico de Tokio
Japón asigno un presupuesto de 15.400 millones de dólares para la realización de los Juegos Olímpicos, pero según auditores de ese país, este presupuesto se disparó hasta alcanzar los 25 mil millones de dólares.
Si este evento deportivo se cancela, las compañías de seguros tan solo cancelarían 3 mil millones de dólares y el resto del presupuesto que corrió a cargo de los contribuyentes, se perdería.
Indistintamente del dinero que se pueda perder, muchos consideran que lo más importante es la salud del pueblo, si como la de los participantes extranjeros en la cita olímpica. Por ello todos los funcionarios que se encuentran en el poder, deben tomar la mejor decisión a fin de no poner en riesgo la vida de nadie.