El hogar por norma general debería ser un lugar para el descanso y para disfrutar de la vida, pero en algunos casos siempre existen vecinos ruidosos que no tienen consideración por la tranquilidad, el descanso y la convivencia con el resto de personas.
Vivir con vecinos ruidosos puede ser una experiencia frustrante y estresante, y en muchos casos el origen de problemas y enemistades. ¿Pero dónde está el límite de la paciencia?. La perturbación de la tranquilidad con constantes portazos, taladros más allá de las nueve de la noche y otros ruidos puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar mental y emocional. Y en muchos casos también puede generar un estrés que afecta al rendimiento de las personas que trabajan o estudian en casa.
Normas de convivencia
En muchas comunidades de vecinos hay ciertas normas de convivencia que hacen que la educación y el bienestar colectivo sea real, también hay que tener presente que algunas veces los ruidos no son evitables, por ejemplo cuando se realiza una obra, o una mudanza. ¿Pero cuando los ruidos son constantes y cualquier hora del día? Una de las opciones es intentar hablar de manera educada con los molestos vecinos, pero ciertamente rara vez tiene sus efectos, pues una o varias personas con una conducta repetitiva que altera la tranquilidad de los demás, «tienen un problema».
¿A quién se le ocurre estar taladrando paredes a las once de la noche? ¿Y arrastrar los muebles a las dos de la mañana? A gente sin educación y con cero grado de civismo. Por tanto para evitar conflictos directos la mejor opción es ponerse en contacto con el presidente/a de la comunidad de vecinos.
Portazos
Los portazos pueden ser uno de los ruidos más discordantes y repetitivos que pueden hacer los vecinos ruidosos. El sonido puede variar desde un golpe suave hasta un golpe contundente, y puede ser accidental o intencional, cuando los portazos se repiten decenas de veces al día, el factor «accidental» ya no es una excusa.
El ruido fuerte y repentino puede asustarnos y causar ansiedad, y la repetición del ruido puede resultar frustrante y distraernos. Por ejemplo, imagina intentar trabajar desde casa o estudiar para un examen mientras tu vecino cierra repetidamente la puerta de entrada. La interrupción constante puede dificultar la concentración y provocar un aumento de los niveles de estrés.
Además, si el portazo es intencional o malicioso, puede crear una sensación de intimidación y miedo, o incluso puede hacer que nuestro deseado día feliz y productivo acabe en una discusión que sería evitable si los ruidos fueran realmente conscientes de los efectos de sus actos.
¿Obras en la noche?
Otra fuente común de ruido de los vecinos ruidosos es el sonido agudo y continuo de los taladros. Ya sea que se trate de un vecino que está haciendo renovaciones en su casa o esté en pleno proceso de mudanza, en el segundo caso podemos ser más pacientes, pero cuando pasan los meses y los taladros siguen retumbando nuevamente hemos de ser conscientes de que nuestro vecino tiene un problema de convivencia que debería tratar con un especialista.
Imagine intentar relajarse, dormir o conversar con un amigo mientras un vecino usa un taladro eléctrico en la casa de al lado. El ruido puede dificultar la escucha de los demás y puede crear una sensación de incomodidad o agitación.
La interrupción también puede afectar nuestros patrones de sueño y provocar un aumento de la fatiga y la irritabilidad.
Otros factores de ruido
Los ruidos de los vecinos pueden presentarse de muchas formas diferentes, incluida la música, las conversaciones, las mascotas y los niños. La diferencia es que los niños son «niños», las mascotas animales que pueden ladrar por factores típicos de su especie y además en el caso de ser molestos la responsabilidad también sería de los vecinos, padres o propietarios que no han educado correctamente a sus hijos o mascotas para favorecer la convivencia. Y se supone, aunque hoy en día es mucho «suponer» que las personas no son animales o niños pequeños.
Una comunicación respetuosa y considerada con nuestros vecinos puede ayudar a abordar y resolver los problemas de ruido antes de que se conviertan en fuentes importantes de conflicto.