¿Por qué, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, ciertas situaciones nos llevan a actuar igual que nuestros padres? A menudo, se piensa que ese es un mecanismo que responde a un comportamiento aprendido. Sin embargo, una investigación dirigida por el Dr. Brian Dias, de la Universidad de Emory, señala que la genética juega un papel primordial. El estudio revela que es posible que cierta información se herede biológicamente, a través de cambios químicos que ocurren en el ADN.
La memoria del cerebro se transmite al ADN
El Dr Dias llegó a esta conclusión después de varios experimentos que demostraban que los ratones pueden transmitir información aprendida sobre experiencias traumáticas o estresantes, como el miedo al olor de la flor de cerezo, a generaciones posteriores. La memoria del cerebro se transmitiría pues al genoma.
Así, los resultados psicológicos y emocionales de traumas que un padre -o generaciones anteriores- experimentaron pueden transmitirse a sus descendientes. Este concepto se denomina impronta genómica y explica porqué algunos hijos de supervivientes del Holocausto sufren de ciertas ansiedades, o porqué una persona que ha sido objeto de abusos por parte de sus padres y cuyos padres fueron a su vez víctimas de abusos, se convierte en abusador.
El legado genético
Las últimas investigaciones en epigenética sugieren que las emociones sentidas por ambos padres desde momentos a horas antes de la concepción se transmiten y se convierten en la primera guía genética. El resultado es que el organismo (o niño) tiene que adaptarse al mismo entorno y condiciones emocionales percibidas por sus progenitores.
Así pues, si el entorno antes de la concepción era hostil, el sistema nervioso del nuevo organismo se tiene que moldear para ser capaz de sobrevivir a ese mismo entorno.
Entonces, si los recuerdos traumáticos y las emociones pueden transmitirse vía el ADN, cabe preguntarse también qué otro tipo de experiencias podrían transmitirse.
Reprogramarse es posible
Joe Dispenza trabaja desde hace años partiendo de una línea de investigación basada en la epigenética. Por el mismo principio del estudio del Dr. Brian Dias, las experiencias positivas y trascendentes también deberían ser capaces de pasar a la siguiente generación.
“Algunos de nosotros –dice Dispenza- hemos visto los encefalogramas de personas que han vivido episodios místicos o interdimensionales en nuestros talleres. Cada uno de esos participantes le dirán que lo que experimentaron en su meditación era más real que cualquier otra cosa en su mundo externo”. Ese tipo de experiencias internas son tan profundas y causan tal amplitud de energía que son capaces de reconectar el cerebro. Esa energía reacondiciona el cuerpo a una nueva mente. Los acontecimientos negativos o traumáticos del pasado pueden ser lavados en un segundo.
Así que la próxima vez que se medite, cabe recordar que al combinar una intención clara con una emoción elevada, no sólo se está cambiando positivamente el sistema nervioso y reacondicionando el cuerpo a una nueva mente, sino que también se está pasando esa información a generaciones futuras.
El Dr. Joe Dispenza hará una charla gratuita este jueves 20 de octubre en La Casa del Libro, Rambla Catalunya 37, 08007 Barcelona.