(dpa) El niño tiene una rabieta que parece no terminar nunca y encima el día de trabajo fue durísimo: hay veces en que ser padre no es fácil. Sin embargo, en momentos así a veces es mejor dejar por un rato el cuarto en el que se encuentra el niño en vez de insistir en encontrar la solución en ese momento.
De acuerdo con los expertos, a veces una pequeña pausa es suficiente para cortar un poco, hacerse un café o practicar algunas respiraciones profundas y a conciencia para calmarse. Esto puede servir para recuperar la energía necesaria para hablar con el niño y descubrir qué le pasa. ¿Está cansado o tiene hambre? ¿Tuvo un día muy agitado o salió demasiado poco?
En resumen: una pequeña pausa suele ser mejor que intentar tozudamente solucionar el conflicto en ese momento. Tampoco hay que tener mala conciencia por dejar al niño solo durante unos minutos, siempre y cuando esté seguro en su cuarto y no haya posibilidad de que se lastime.