Múnich, 19 sep (dpa) – Un año más los amantes de la cerveza se reúnen en Múnich en la cita cumbre del año: la famosa «Oktoberfest», la mayor fiesta popular del mundo, quedó hoy inaugurada cuando el alcalde de la ciudad abrió el primer barril de cerveza.
«O’zapft is!» («¡ya está abierto!»), gritó el socialdemócrata Dieter Reiter tras perforar el barril con dos golpes de martillo. «¡Por una fiesta pacífica!», brindó el alcalde ataviado con los pantalones de cuero típicos de Baviera.
El pasado año el alcalde necesitó cuatro golpes para abrir el barril en su debut. Su antecesor Christian Ude lo hacía en uno. El número de golpes empleado se convierte en un tema habitual de conversación entre los visitantes de la famosa fiesta de la cerveza.
Hasta el 4 de octubre se espera que cerca de seis millones de personas acudan a degustar las tradicionales jarras de un litro de cerveza, que este año cuestan más de diez euros.
Antes del tradicional golpe en el barril, ya se podían ver largas colas de personas esperando ante las carpas de las grandes cervecerías alemanas en el Prado de Teresa para disfrutar los primeros de la edición 181 de la «Oktoberfest».
Ellos ataviados con «Lederhosen» (los pantalones de cuero bávaros) y ellas con «Dirndl» (el traje regional de las mujeres) llenaron las calles de la ciudad.
Como viene ocurriendo desde la primera edición en 1810, el traslado desde el centro de la ciudad hasta el Prado de Teresa se convirtió en uno de los mayores desfiles del mundo con trajes populares. Algunas de las carpas en las que se celebra la fiesta tuvieron que cerrar al llenarse ya antes de la inauguración.
La edición de este año está marcada por la crisis de refugiados. Sin embargo, las autoridades alemanas creen que la gran afluencia de visitantes a la «Oktoberfest» se podrán separar sin problemas de los refugiados en la estación central de ferrocarril de la ciudad.