Monterrey (México), 17 jun (dpa) – El realismo, el sarcasmo, los horrores de la guerra y los retratos de la sociedad alemana del siglo pasado que Otto Dix plasmó en su obra se exhiben en la primera gran retrospectiva del artista en México, titulada «Otto Dix. Violencia y pasión», en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco).
Dix (1891-1969), uno de los artistas alemanes más importantes del siglo XX, vivió las dos guerras mundiales, la censura nazi y la división de Alemania. Su obra retrata los contrastes sociales, la batalla, el burdel, la ciudad, la miseria y la doble moral.
«Realista, expresionista, dadaísta o veterano maestro, pintor comprometido y ecléctico, fanático de la realidad y visionario, moralista o cínico: todo esto y más era Otto Dix», dijo ayer la curadora de la exhibición, Ulrike Lorenz, en una ponencia previa a la inauguración por la noche en Monterrey, unos 900 kilómetros al norte de Ciudad de México.
Después, en un recorrido para la prensa, Lorenz, una de las mayores expertas en el gran realista alemán, detalló las etapas, los simbolismos y mensajes de la profusa producción plástica del pintor que no creía que el arte fuera para el pueblo ni en su poder educativo. «El arte es sólo para los artistas», decía.
La muestra consta de 164 piezas, como gouaches, acuarelas, dibujos, tintas y óleos. Fueron hechas entre 1913 y 1969. Entre ellas figuran dos de sus obras más emblemáticas: una reproducción del tríptico «Metrópolis», un icono de los dorados años 20 y sus abismos, y los originales de la serie de 50 aguatintas «La guerra».
Provienen de unas 20 instituciones y colecciones privadas de Europa y América, por ejemplo la Nueva Galería de Nueva York, el Instituto para las Relaciones Internacionales (IFA, por sus siglas en alemán), el Museo Ludwig de Colonia, la Fundación Otto Dix y la Galería Nacional de Canadá.
Dix, hijo de un obrero, estudió Artes Decorativas, las cuales abandonó al darse cuenta de que no era lo suyo. Luego se enroló en el ejército que combatió en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, cuya crudeza transmutó en arte. Al volver, se formó en la Academia de Bellas Artes de Dresde.
Lorenz dijo que los nazis catalogaron a Dix como artista «degenerado», lo destituyeron como profesor de la Academia de Bellas Artes y le acusaron de participar en un atentado contra Adolf Hitler de 1939. Por ello, se retiró de la mirada pública junto al Lago de Constanza, donde residió hasta morir en 1969, ya con gran reconocimiento.
«Después de la Segunda Guerra Mundial, la división de Europa y de Alemania fueron para él una carga personal, pero también un impulso hacia una existencia alemana singular como artista», agregó la curadora, directora de la sala de arte de Mannheim, donde Dix participó en 1925 en una muestra titulada «Nueva objetividad».
La muestra «Otto Dix. Violencia y pasión» estará abierta hasta el 18 de septiembre en Monterrey para luego trasladarse al Museo Nacional de Arte (Munal) de la capital mexicana, donde se exhibirá a partir de octubre.
La exposición es parte de las actividades del Año Dual Alemania-México 2016-2017 y está organizada por el Instituto Goethe de México, el Marco y el Munal. En su apertura estuvieron Leander Dix, nieto del artista e hijo de su tercer vástago Jan Dix, y Viktor Elbling, embajador de Alemania en México.
Por Itzel Zúñiga