(dpa) – Un ojo inyectado en sangre en un primer vistazo asusta un poco. ¿Pero se trata de algo grave? Un oftalmólogo y una oftalmóloga explican cómo es.
Adelantamos la buena noticia. «Si aparece espontáneamente y sin una causa evidente, el enrojecimiento muchas veces es inofensivo y desaparece por sí solo después de algún tiempo», dice Philipp Steven del Centro de Oftalmología de la Clínica Universitaria de Colonia.
El globo ocular está repleto de vasos sanguíneos. Y rápidamente se puede romper una venita. «Un ataque fuerte de tos o estornudos pueden ser el detonante debido a la presión que ejerce», dice la médica oftalmóloga Andrea Lietz-Partzch.
También factores como el levantar mucho peso o hacer mucha fuerza al defecar a veces lleva a que se reviente una venita. En consecuencia, sale sangre que se distribuye en partes o en todo el globo ocular. «Ya solo frotar el ojo puede tener como consecuencia una hemorragia», señala Steven.
En el caso de que un ojo se inyecte en sangre varias veces en el transcurso de poco tiempo, el afectado debería acudir al médico.
En algunos casos es conveniente acudir rápidamente al médico. Por ejemplo, si la venita rota trae como consecuencia trastornos en la vista o si los ojos arden. Y, lógicamente, si el ojo quedó rojo por una lesión, por ejemplo, si una pelota golpeó en él o si uno se pinchó con una espina trabajando en el jardín.
Si los afectados no sienten molestias, en general, pueden esperar y observar si la hemorragia retrocede y el globo ocular vuelve a verse blanco. Pero si el enrojecimiento dura más de dos días, hay que averiguar su origen y acudir al médico.
Qué puede causar el enrojecimiento
También puede ser bueno pedir cita con el médico clínico. «Y es que un ojo rojo también puede ser un síntoma de enfermedades serias», dice Lietz-Partzsch.
Por ejemplo, el hecho de que se reitere una vena rota puede indicar presión alta. En el caso de que no se trate, eso puede llevar, en el peor de los casos, a un accidente cerebro vascular.
A veces la causa es algún trastorno en la coagulación de la sangre, lo que también debería recibir tratamiento. También quien tome determinados medicamentos regularmente puede contar con que va a padecer derrames de manera más frecuente, «no solo en el ojo, sino también en otras partes del cuerpo», explica Steven.
Trastornos metabólicos como por ejemplo la diabetes mellitus también muchas veces se manifiestan en el ojo. Por eso aquellos a los que se les revienta frecuentemente una venita en el ojo deberían hacerse analizar también su nivel de azúcar en sangre.
«También es una posibilidad que los ojos simplemente están demasiado secos como consecuencia del proceso de envejecimiento», dice Lietz-Partzsch. La sequedad hace que muchas veces los ojos estén tan sensibles que el menor roce genera un enrojecimiento. «Para una buena humectación se pueden aplicar geles o pomadas», comenta Steven. El médico puede recomendar el preparado adecuado.
Muchas veces solo se ve afectado un ojo
Según Steven, es importante saber que los derrames «generalmente siempre son de un lado». Pero también puede ser que un enrojecimiento afecte a ambos ojos.
En ese caso, muchas veces, se trata de una alergia o de una infección con virus o bacterias. También una conjuntivitis o una queratitis se manifiestan muchas veces con ojos rojos. «Todas estas causas posibles solo se pueden excluir con una revisión profunda por parte de un oftalmólogo», subraya Lietz-Partzsch.
La terapia, si es que hace falta una, depende de la causa. Muchas veces a los afectados se les recetan gotas o pomadas en el caso de infecciones.
Estas, en lo posible, deberían ser libres de cortisona. Eso se debe a que la cortisona a lo largo de un periodo amplio de tiempo puede generar que la presión interna del ojo aumente, lo que puede ocasionar daño en el nervio óptico.
Pero a veces la razón de los ojos rojos también puede ser una iritis. El iris es la piel pigmentada en torno a la pupila. «Eso requiere generalmente un tratamiento con gotas con cortisona», sostiene Lietz-Partzsch.
Volvamos al ojo inyectado en sangre: quien lo tenga, debería evitar esfuerzos como trabajo corporal duro, deporte intenso o alzamiento de cargas pesadas, para que el derrame retroceda.
«De lo contrario, existe el riesgo de que vuelva a reventarse una venita y así el enrojecimiento del ojo persista», señala Steven.
En principio, no se puede evitar que de vez en cuando se reviente una vena en el ojo. Pero al menos se pueden evitar muchas veces la conjuntivitis y la queratitis. «Se pueden evitar frotándose el ojo lo menos posible», dice Lietz-Partzsch. Y si alguna vez se hace, mejor hacerlo con las manos limpias.
Por Sabine Meuter (dpa)